Las telarañas capturan todo lo que viaja por el aire y… así es. Una nueva investigación acaba de descubrir que no solo moscas, mosquitos o polvo atrapan, sino también microplásticos.
Los microplásticos consisten en pequeñas partículas contaminantes que provienen de fuentes como cosméticos, ropa, envases de alimentos o procesos industriales, que a menudo eluden la detección (de hecho, no sabemos hasta dónde pueden llegar, pues los hemos encontrado en todas partes, desde el punto más profundo del océano, al pico más alto de la Tierra e incluso hasta en nuestra sangre), pero un equipo de investigadores de la Universidad de Oldenburg de Alemania ha descubierto recientemente que pueden acabar enredados en las telas de las arañas.
Cazadores de microplásticos
Uno de los ‘superpoderes’ de los microplásticos es que pueden viajar en el aire, flotando a través de la atmósfera, al menos hasta que algo los detiene. Ahora, por primera vez, los científicos han examinado las telas de araña en busca de microplásticos y han determinado que las hebras sedosas y pegajosas de las telarañas son ideales para monitorear la contaminación por microplásticos en entornos urbanos; es decir, podemos hacernos una idea de qué abanico de plásticos se mueve por el aire de un determinado lugar gracias a las telarañas.
Varios estudios ya habían determinado que otros contaminantes del aire, como partículas magnéticas y metales pesados, quedan atrapados en las telarañas, pero esta es la primera vez que muestran que los microplásticos también quedan aprisionados en ellas. Transportados por el viento, los microplásticos migran por todo el mundo y entran en los ecosistemas donde se acumulan en el agua y el suelo. Localizar microplásticos mediante telarañas se presenta como un método bastante ingenioso.
Los científicos pensaron en que estos pequeños fragmentos de plástico se mueven por el aire y las telarañas representan uno de esos objetos que la naturaleza tiene a bien (nos gusten o nos den repelús), repartir por todo el planeta, las arañas y sus correspondientes telarañas, por qué no analizar las telas de araña para averiguar si era posible discernir que los microplásticos acababan atrapados también en ellas y qué tipo de plásticos lo hacían.
Concretamente, los investigadores recogieron las telarañas adheridas en distintas paradas de autobús de la ciudad de Oldenburg al noroeste de Alemania, en la que las telarañas estaban situadas a unos dos metros del suelo.
La basura que no podemos ver
Una vez en el laboratorio, el equipo sometió a las telarañas a distintas pruebas de laboratorio para filtrar pequeñas partículas y analizar la composición de lo que se hubiera encontrado. Según los expertos, “todas las telas de araña estaban contaminadas con microplásticos”, según Isabel Gossmann, coautora del estudio que publica la revista Science of the Total Enviroment.
Para algunas de las telarañas, los microplásticos constituían hasta una décima parte del peso total de las estructuras de la araña. Casi el 90 por ciento del plástico consistía en PET (tereftalato de polietileno), PVC y material de neumáticos de automóviles.
La proporción de restos de neumáticos (lo que se conoce como TWP o partículas de desgaste de neumáticos) y que se desprenden de la parte exterior de los neumáticos de los vehículos durante el frenado y la aceleración del mismo) varió mucho, dependiendo del tráfico en la carretera adyacente, aclaran los expertos, quienes apuntan que, aunque los TWP no sean técnicamente plásticos, sí que suelen incluirse como tales por su naturaleza sintética.
“Nuestros resultados también indican que la abrasión de las marcas viales es otra fuente importante que contribuye a la carga de microplásticos a lo largo de las carreteras”, explica Barbara Scholz-Böttcher de la Universidad Carl von Ossietzky de Oldenburg en Alemania y coautora de la investigación.
Los investigadores también encontraron evidencia de que las pequeñas partículas de plástico se acumulan sorprendentemente rápido en las telas de araña. Según Scholz-Böttcher, el método representa una alternativa simple a las mediciones complejas para comparar el contenido de microplástico presente en el aire ambiente más cercano. Esto puede ser particularmente importante en el contexto de futuras investigaciones toxicológicas.
Un método sencillo y práctico para detectar microplásticos
Así las cosas, este curioso experimento ha revelado que las pegajosas telarañas pueden utilizarse como producto orgánico eficaz para monitorear la contaminación por partículas tanto en la atmósfera urbana como en cualquier otra zona. Emplearlas a nivel de investigación podría otorgar a los científicos una visión general rápida de la contaminación por microplásticos en un área determinada. “Las arañas se encuentran en todo el mundo, incluso en las ciudades”, afirma la geoquímica orgánica Scholz-Böttcher. “Sus telarañas pegajosas son una trampa ideal para cualquier cosa que flote en el aire”. Determinar la cantidad y el alcance del rango de los omnipresentes microplásticos es esencial para encontrar una solución y, hasta ahora, nadie había examinado las telarañas en busca de microplásticos (a pesar de que no se trate de ninguna tecnología novedosa).