El escuerzo pertenece a un grupo de sapos muy particulares. En general son animales grandes, muy fáciles de identificar y con comportamientos muy característicos, por ejemplo, la costumbre de defenderse con vocalizaciones conspicuas y de llegar incluso a morder, algo raro entre los anfibios.
Para protegerse de la desecación se cubre con sucesivas capas de muda y puede enterrarse durante años a la espera del momento propicio para emerger. Cuando lo hace, su reproducción es explosiva, siempre asociada a la ocurrencia de lluvias muy fuertes.
Es un depredador de cuidado, capaz de devorar incluso pequeños mamíferos. Esa voracidad ya queda de manifiesto desde temprana edad, a tal punto que incluso sus larvas son carnívoras, aunque no es el único rasgo de precocidad en ellas. Es la única especie, por lo menos entre las que habitan en nuestra región, donde las larvas vocalizan.
Es sin dudas un anfibio icónico de los pastizales y bañados de Uruguay, Argentina y Brasil, pero se esta perdiendo. Durante los últimos tres siglos, los pastizales templados de América del Sur han sido convertidos gradualmente en agroecosistemas, con diferentes intensidades de reemplazo del uso del suelo.
La introducción en los años 90 de cultivos resistentes al glifosato y el uso de nuevas tecnologías promovieron una expansión sin precedentes de la frontera agrícola. En Uruguay y el sur de Brasil, los pastizales también han sido reemplazados por extensiones significativas de forestaciones. Además, los pastizales albergan las áreas metropolitanas más grandes de la región, concentradas sobre todo en la costa.
En Uruguay la especie no fue abundante en ningún momento, el panorama para la supervivencia del escuerzo en ese país se vuelve cuesta arriba. Si bien la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo considera “casi amenazado” globalmente, a nivel local las evaluaciones son menos auspiciosas. Es catalogado como “vulnerable” en Argentina y Uruguay, y “críticamente amenazado” en Brasil.
Dónde se puede encontrar al escuerzo
El mapa de distribución potencial muestra áreas idóneas en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, al este y norte de la costa atlántica (también en la provincia de Buenos Aires), en el sur de las provincias de Córdoba y Santa Fe, en las costas del sur y el este en Uruguay, y en el sur de Rio Grande do Sul en Brasil. En total, el ambiente propicio cubre 413.204 km².
¿Por qué, entonces, el escuerzo se ve tan poco y parece haber desaparecido de áreas en las que históricamente tenía presencia? La respuesta está en lo que hemos hecho con los ambientes.
La presencia del escuerzo está asociada principalmente a cuatro variables, dos que la favorecen y dos que la perjudican. La existencia de zonas arenosas y de cuerpos permanentes de agua aumentan las probabilidades de presencia de la especie. La cercanía de las forestaciones y la lejanía de campos naturales influyen negativamente.
El escuerzo es esencialmente una especie costera, que es justamente la zona más demandada en Uruguay y en la que se ha producido una fragmentación importante. Las localidades históricas de esta especie en Uruguay han sido transformadas por las forestaciones o la urbanización” y pese al “esfuerzo intensivo de búsqueda en áreas clave” no ha aparecido un solo ejemplar en territorio uruguayo desde que se encontró uno en Valizas en 1982.
El problema en Uruguay
El problema en Uruguay y Brasil es que la presencia del escuerzo es tan dudosa que no es posible pensar en planes de conservación, sino solamente de búsqueda. Por ejemplo, en el caso de Uruguay los investigadores recomiendan intensificar los esfuerzos de búsqueda en los humedales costeros del oeste, que aún no han sido debidamente explorados. Puede que allí aguarden aún los últimos escuerzos de Uruguay.
La zona a rastrillar es la región costera del departamento de San José entre la desembocadura del arroyo Pereira y Bocas del Cufré, que es un área poco explorada donde existen zonas propicias para la supervivencia de la especie, como arenales y humedales bordeados por vegetación nativa.
En vistas de esta situación comprometida, aconsejan también elevar el estatus de amenaza de la especie en Uruguay, para que pase de “vulnerable” a “críticamente amenazada (posiblemente extinta)”.
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