El roedor tuco-tuco Ctenomys Uco, encontrado en el Valle de Uco y ahora extendido en presencia a Luján, es una extraña especie única en el mundo. No sólo llama la atención por sus características, sino porque fue hallada mientras se hacían estudios de insectos en la vid.
En el centro de una amplia propiedad al oeste de Agrelo, en Luján de Cuyo, el terreno sigue siendo virgen. Es un ecosistema complejo, cercado por cuadros caprichosos de una geometría vitícola y por maniobras que son de trabajo. El sector más árido y salvaje de ese suelo, en la latitud 33, se expresa con su gran diversidad; es un terreno al que los investigadores han denominado cariñosamente como “allá”.
El murmullo de la vida lleva consigo el aroma de la tierra, que se mezcla con el conjunto seco. Cecilia Acosta es ingeniera agrónoma y líder del área de Investigación y Desarrollo de Bodega Argento. Ella junto a un grupo de científicos, como parte del programa MatrizViva, llevaron adelante un estudio de biodiversidad para “conocer, proteger y preservar a los organismos que conviven en nuestro ecosistema”, comentó la ingeniera. Un relevamiento que se convirtió en el contexto para el descubrimiento de una nueva especie: el roedor Ctenomys Uco.
Cómo es la extraña especie de roedor descubierta en Mendoza
El Ctenomys Uco es una extraña especie de roedor única que fue avistada por primera vez en el Valle de Uco, pero su presencia en Agrelo amplió significativamente su área de distribución. Este pequeño tucu tucu, vecino de las tierras de montaña, que anteriormente era desconocido por la ciencia, había sido bautizado con el nombre mendocino del lugar de su primer avistamiento.
“El hallazgo del Ctenomys en Agrelo fue consecuencia de una línea de investigación del programa Matriz Viva, plan que está destinado a conocer, proteger y preservar a los organismos que conviven en nuestro ecosistema”, dijo Acosta. “Con ese objetivo comenzamos a trabajar en la finca orgánica que tiene la bodega en Agrelo, delimitando sitios a los que hemos designado Corredores Biológicos, en donde la vegetación del lugar se puede expresar en su magnitud”.
“En estos corredores residen animales como, por ejemplo, zorros, liebres, roedores y aves, entre otros habitantes del lugar; que estamos comprometidos a potenciar y preservar. Sumamos a esta investigación al Laboratorio de Filogeografía, Taxonomía Integrativa y Ecología (LFTIE) de IADIZA-CONICET, para así poder entender la importancia de la dinámica biológica de estos corredores para la fauna nativa”.
El programa Matriz Viva estudia el agroecosistema, porque “obviamente la viticultura está inserta dentro de un ecosistema y entendemos que estas realidades crean un nuevo conjunto; un ecosistema entre el viñedo, el suelo y todas las especies que lo habitan. Y obviamente en los distintos ecosistemas tenemos distintas especies que se desarrollan alrededor del viñedo”.
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