Los alumnos del Colegio Monserrat, dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), fueron seleccionados por la CONAE para lanzar un satélite al espacio. La oportunidad llegó de la mano del concurso CANSAT, que se basa en desarrollar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa. Los estudiantes, del grupo “Novationes”, se destacaron en un grupo de más de 2500 participantes gracias a su proyecto que indaga cuánto contaminan las pastillas de freno de los autos.
Agustín Godoy Giménez tiene 16 años y cuenta que se unió a este proyecto porque le pareció “interesante la idea de planificar y construir” un satélite. “Me dediqué a la programación de la cámara y a la producción de las entregas de trabajo junto a Ivo, un compañero. Si se lo preguntan, la cámara sirve para poder sacar fotografías cada dos segundos en las cuales relacionamos la cantidad de autos con las partículas de 2.5 micras y el monóxido de carbono que producen”, explicó Agustín en diálogo con el Suplemento Universidad de Página/12.
Matias Leuci fue el docente coordinador a cargo del proyecto, y señaló que “casi no fueron necesarias las estrategias para motivar a los estudiantes” porque la temática siempre “despertó mucha curiosidad entre el grupo”.
“Fueron muchísimas horas de trabajo desde abril en adelante. Eso ha sido común con todos los equipos que se inscribieron (490). Podemos hablar de un número cercano a los 2.500 participantes”, describió Leuci para el Suplemento Universidad de Página 12. En ese sentido, el docente puntualizó que, cuando los Novationes lograron ser seleccionados para construir su propio satélite “ya había una satisfacción por todo el trabajo realizado y todo lo aprendido, sobre todo por ese nivel de exigencia que tuvieron que llevar adelante”.
Agustina Bastos tiene 15 años y es la diseñadora del equipo. “Me encargué de lo que es diseño, es decir, diseñé la estructura del satélite y organicé los componentes. Creamos e imprimimos con la impresora 3D que tiene el colegio diferentes modelos de estructura interna y externa. Diseñamos una estructura es una encajable, o sea que tiene una parte interna donde van todos los componentes y otra externa que protege todo lo que hay en el interior”.
Otro de los integrantes del grupo Novationes es Ivo Mayer, que se dedicó a la programación del satélite. “Me gusta la ciencia y experimentar con todas estas cosas. A lo largo de estos cuatro meses he podido desenvolverme muy bien con mi equipo conociéndolos y pasando mucho tiempo con ellos, llegando a jornadas de 12 horas. Lo que más me costó fue adaptarme a este nuevo mundo y la cantidad de veces que parecía que nada funcionaba, por eso cuando ganamos fue como un shock”, señaló Ivo.
Los alumnos trabajaron bajo las premisas de Leuci, un docente que cree que “el conocimiento permite encontrar la belleza en cada cosa que se diseñe”.
“Mientras más conozcas, es mucho más probable que encuentres esa belleza. Creo que todas las personas tienen que tener esa posibilidad de acceder a lo bello a través del conocimiento, ahí la educación juega un rol fundamental”, fundamentó.
“Cuando nos enteramos que habíamos salido ganadores fue una alegría inmensa. Nunca nos hubiéramos esperado el día que nos anotamos que íbamos a llegar a posicionarnos entre los cinco ganadores”, remarcó Giuliana Lodolo, coordinadora y programadora de Novationes.
Por su parte, Josefina Quintero Sarmiento, de quinto año del Monserrat, se dedicó al testeo. “Mi función básicamente era testear y hacer diferentes pruebas con el satélite para ver cómo funcionaba y ver qué teníamos que mejorar”, explicó.
Respecto al rol que tiene que tener la educación pública para seguir con el desarrollo de proyectos similares, Leuci sostuvo: “Creo que es lo más inteligente que el conocimiento como bien sea distribuido. Porque si estamos hablando de que mientras más se distribuye más se multiplica las posibilidades de resolver problemas, tanto actuales como potenciales, las chances de encontrar soluciones a distintas problemáticas aumentan”.