El equipo de científicos que ha perforado un kilómetro de hielo sobre el lago Mercer, a 600 kilómetros del polo sur, en la Antártida, ha informado de que ha detectado restos de animales en el fondo de este lago subglacial que han permanecido aislados durante miles de años.
David Harwood, investigador de la Universidad de Nebraska en Lincoln y miembro de la expedición SALSA informó del hallazgo, ‘totalmente inesperado’, de las carcasas de pequeños animales, cuya longitud va de los 0,1 a 1,5 milímetros.
Los investigadores hicieron este descubrimiento cuando examinaron algunos sedimentos situados bajo el lago. Allí encontraron restos de algas que vivieron hace millones de años cuando la Antártida era mucho más cálida y de animales mucho más recientes. Entre ellos hallaron carcasas de tardígrados u osos de agua, un pequeño crustáceo similar a una gamba y zarcillos quizás procedentes de una planta o de un hongo.
Aún no está claro cómo llegaron estas formas de vida a un lago cubierto por una capa de hielo de un kilómetro de grosor desde hace milenios, y que está sometido a la oscuridad y a una temperatura que ronda los -0,6 ºC. Los científicos han sugerido que estos seres podrían podrían haber vivido en manantiales y corrientes formadas cuando los glaciares se retiraron hace 10 mil y 120 mil años.
Según afirmó Martin Sigert, codirector del Lake Ellsworth Consortium, un proyecto británico que pretende estudiar un lago subglacial en la Antártida, este es un ‘hallazgo precioso que indica que la vida podría existir en formas más complejas de las que se pensaba hasta ahora bajo la masiva capa de hielo de la Antártida’.