La cuenca del río Mendoza tiene 1.612 glaciares que viven una situación grave

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La cuenca del río Mendoza tiene 1.612 glaciares, que ocupan una superficie de 570 kilómetros cuadrados. El dato surge del relevamiento nacional que, por ley, hace actualmente el ‘Grupo de inventario nacional de glaciares’ en el marco del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, que dirige en científico y doctor en Geociencias Ricardo Villalba. El investigador señaló que la incidencia del calentamiento global es preocupante sobre los glaciares actuales; pero destacó que estos cambios en el mundo ‘nos dan una oportunidad para mejorar, son un desafío para Mendoza’.

 
Villalba también informó que en la cuenca del río Tunuyán el relevamiento indicó que hay 1.142 glaciares, que ocupan una superficie de 420 kilómetros cuadrados. Estos también son víctimas del calentamiento global que sufre la región. También se está trabajando en las cuencas de los ríos Atuel y Grande y es muy probable que en el transcurso de un año esté invertariada por completo la provincia de Mendoza. El científico habló con El Sol Online sobre esta problemática.
 
– ¿Qué está pasando a escala global?
– El hombre está consumiendo combustibles fósiles, petróleo y carbono y al quemarlo está liberando el dióxido de carbono junto con otros gases, como el metano. Está cambiando la concentración de esos gases invernadero en la atmósfera. Estos tienen como misión regular la temperatura del planeta. Si yo aumento la concentración de gases, hago que la radiación que viene desde el Sol, que tiene que ser rebotada hacia el exterior, sea retenida de alguna forma por los gases y a esto se denomina “efecto invernadero”. Este efecto ha hecho aumentar la temperatura del planeta.
 
– ¿Qué efectos tiene el aumento de la temperatura en los glaciares?
– El glaciar tiene un balance de su masa en relación con las condiciones ambientales. Un glaciar se mantiene porque nieva en la parte alta y se transforma en hielo, y porque existe derretimiento y ablación en la parte inferior. Si yo aumento la temperatura, el proceso de derretimiento en la parte baja se acelera, por lo tanto, hay una conexión entre el calentamiento global y la retracción de la superficie de los glaciares.
 
En este sentido, los glaciares tienen un papel fundamental como reguladores del ciclo hidrológico en la cordillera. Es decir, si tengo mucha nieve voy a tener un caudal abundante. Si por el contrario, pasa lo que viene sucediendo en los últimos 3 o 4 años, es decir, que la precipitación esta alrededor de 50 ó 60 por ciento de lo normal, hay menos agua. Los glaciares tienen el papel de regular esa entrega de agua; en un período seco como fue el de 1968, donde no hubo nieve en cordillera, los ríos no se secaron y es porque existen justamente esos cuerpos de hielo que ante la falta de nieve tienen la capacidad de darnos agua.
 
– En la actualidad, ¿qué función cumple el registro de los glaciares en el país?
– El Instituto Argentino de Nivología y Ciencias Ambientales es el que está a cargo de hacer ese inventario. Hace un año y medio que estamos trabajando. Hay sectores del país en que se ha finalizado la tarea. En cinco años tiene que estar el inventario de todo el territorio nacional. Es decir, para el año 2016 tendríamos que saber exactamente cuántos glaciares hay en toda la Argentina, qué superficie tienen todos esos glaciares y en qué cuenca se encuentran.
 
– En la cuenca del río Mendoza ya culminó el inventario, ¿qué análisis hace?
– Hay 1.612 glaciares que tienen una superficie cubierta de hielo de 570 kilómetros cuadrados, es decir, es una franja de 50 kilómetros de ancho por 10 kilómetros de largo. Esa superficie se encuentra distribuida en miles de glaciares y tiene la capacidad de otorgarnos agua frente a situaciones críticas. Cuando no hay nieve en cordillera, esas 1.612 formaciones de hielo comienzan a contribuir con agua a través del derretimiento al caudal de nuestros ríos.
 
– También se trabajó en la cuenca del río Tunuyán.
– Sí, se terminó el relevamiento y encontramos 1.142 glaciares, que ocupan una superficie de 420 kilómetros cuadrados. Además, se está trabajando en las cuencas de los ríos Atuel y Grande. Es muy probable que en el transcurso de un año tengamos inventariada por completo a la provincia de Mendoza.
 
– ¿Qué pasa en otros sectores del país?
– Hay lugares en los que está muy avanzado el trabajo: Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, San Juan, y ya se terminaron dos cuencas en la provincia de Catamarca. Se está por iniciar la cuenca del río Jáchal y se ha comenzado a trabajar en Tucumán y Salta.
 
– Nuestra cuenca de glaciares, ¿está muy desgastada debido al calentamiento global?
– Es lamentable que esa reserva hídrica estratégica que tenemos en la cordillera esté sufriendo un proceso de disminución por el calentamiento global. Lamentablemente, nosotros vemos que esa reserva se está reduciendo, no significa que va a desaparecer de un año al otro, pero sí que está sufriendo un proceso de achicamiento que es consecuencia fundamental del calentamiento global que estamos viviendo.
 
– ¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación?
– Hay situaciones en la que podemos tener un acción directa y otras, con acciones indirectas. Una acción directa es ser mucho más eficientes en el uso de esa agua.
 
– ¿Cuáles son las acciones indirectas?
– Serán presionar para que esas emisiones globales sean menores y que los países comiencen procesos de mitigación. La emisión de nuestros países es relativamente muy pequeña en relación a los países industrializados. Aquí nosotros estamos sufriendo un proceso de cambios ambientales que prácticamente no lo hemos generado, lo han hecho los países más desarrollados del planeta.
 
– ¿Quá tan castigados están nuestros glaciares?
– Esta es la primera vez que ese estamos haciendo un inventario de toda la cuenca. Recién cuando volvamos, dentro de 5 años, vamos a tener una visión clara de cuánto se está derritiendo y cuál es la velocidad del retroceso. En algunos sectores de la cordillera la retracción ha estado en los últimos 20 años en el orden del 10 al 15% de la superficie del glaciar.
 
– ¿Tendremos alguna vez ‘hambre de agua’ en Mendoza?
– Yo creo que no. Debemos ser lo suficientemente inteligentes. En este momento, de 100 litros de agua que se toman en el río, llegan a la plantación entre 30 y 40 litros de agua, 60 litros se pierden. Entonces existe la posibilidad de aumentar la eficiencia. Y espero que seamos lo suficientemente inteligente de aplicar todas estas reglas antes de que tengamos sed, que no tengamos a gua para el desarrollo.
 
– ¿Cómo califica la situación de Mendoza ante el calentamiento?
– Preocupante, pero tenemos desafíos, tenemos oportunidades, el desarrollo de las energías limpias, posibilidades de crecimiento y el cambio de matriz. El calentamiento global está dándonos ciertas oportunidades. Mendoza es enorme en energía solar, tenemos que pensar que este cambio climático nos está llamando a la búsqueda de energías alternativas y sería ideal que la provincia de Mendoza se transformara en un polo de desarrollo tecnológico de energía eólica, energía solar, que va a ser justamente la que tendrá que usar el hombre en el futuro una vez que los recursos como el petróleo se acaben.

El Sol Mendoza

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