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La rana dardo dorada, un animal letal de la naturaleza

rana dardo dorada

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La rana dardo dorada (Phyllobates terribilis), conocida por ser la más venenosa de su tipo, es un pequeño pero poderoso anfibio que habita en Sudamérica.

Este diminuto animal, que puede medir hasta 5 centímetros, almacena en su piel una toxina llamada batracotoxina, que es capaz de bloquear la transmisión de los impulsos nerviosos, causando parálisis muscular y, en última instancia, la muerte por paro respiratorio.

Un solo espécimen puede contener hasta 1900 microgramos de batracotoxinas, suficiente para matar a diez hombres adultos.

Endémica de Colombia, la rana dardo dorada se encuentra principalmente en el departamento del Cauca, Colombia, aunque su familia, Dendrobatidae está presente en lugares de Ecuador.

Estos anfibios habitan en suelos de bosques montañosos caracterizados por áreas de grava húmeda, pequeños árboles y relativamente pocos restos de hojas. Dependiendo del agua dulce para sustentar a sus crías, estos animales prefieren ambientes húmedos que aseguren su reproducción y desarrollo.

La rana dardo dorada exhibe una coloración llamativa que puede variar entre tonos de amarillo brillante, naranja y verde pálido, según la región en la que se encuentren. Este tipo de pigmentación, conocida como coloración aposemática, sirve como una advertencia visual para los depredadores sobre su extrema toxicidad.

La dieta de estos anfibios incluye una variedad de insectos como moscas, grillos, hormigas, termitas y escarabajos. Es especialmente notable que su dieta contribuye a la toxicidad de su piel, ya que los alcaloides venenosos que acumulan provienen de los insectos que consumen.

El origen de su nombre

El nombre “rana dardo dorada” tiene su origen en una antigua práctica de las tribus indígenas, como los Emberá de Colombia, quienes empleaban el veneno de estas ranas en la caza. Al impregnar las puntas de sus dardos con la toxina de la rana, podían paralizar y capturar a sus presas de manera efectiva, lo que dio lugar al nombre con el que se conoce actualmente a esta especie.

La reproducción de la rana dardo dorada es un proceso fascinante que destaca por el cuidado parental que exhiben estos anfibios.

Los machos alcanzan la madurez sexual entre los 37 y 44 mm de longitud, mientras que las hembras lo hacen entre los 40 y 46 mm. Durante el cortejo, el macho emite vocalizaciones para atraer a la hembra. Una vez que esta deposita los huevos bajo una hoja, el macho los fecunda y permanece vigilante para asegurar que los huevos mantengan la humedad necesaria para su desarrollo.

Después de aproximadamente 12 días, los huevos eclosionan y emergen los renacuajos. En un acto de cuidado paternal notable, el macho carga a los renacuajos en su espalda, transportándolos a cuerpos de agua seguros donde completarán su metamorfosis. Este cuidado puede durar entre 2 y 32 días, hasta que los renacuajos se desarrollan completamente en ranas jóvenes.

En peligro de extinción

A pesar de su resiliencia en ciertos aspectos, la rana dardo dorada enfrenta graves amenazas que han llevado a clasificarla como una especie en peligro de extinción.

La principal amenaza es la destrucción de su hábitat, la selva tropical, debido a la deforestación rápida y extensiva para actividades agrícolas y ganaderas. Además, la contaminación ambiental y el tráfico ilegal de especies exóticas agravan la situación, reduciendo las poblaciones naturales de esta especie.

El comportamiento de cuidado parental en la rana dardo dorada es un ejemplo notable dentro del reino animal. El macho no solo fecunda y protege los huevos, sino que también se asegura de que los renacuajos lleguen a un ambiente seguro para su desarrollo.

Este cuidado intensivo aumenta las probabilidades de supervivencia de la progenie, destacando la importancia del rol parental en esta especie. Pero hay que tener cuidado con esta especie porque es muy peligroso.

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