Con un altura de 150 metros y 14 de ancho, la cascada de San Rafael era, hasta el pasado 2 de febrero, la más alta y espectacular de todo Ecuador pero un inesperado desplome de tierra, cambió el curso del río y este emblemático salto de agua fue tragado por la tierra.
Localizada en la Amazonía ecuatoriana, en el río Coca, el salto de agua desapareció y en su lugar se abrió un enorme hueco en el lecho del río, todo ello ante la desconcertada mirada de miles de turistas que grabaron el momento.
Ahora el río fluye debajo de un arco que sobrevivió al colapso del terreno y el agua cae unos metros más atrás, dividida en tres tramos con menos pendiente.
Los geólogos que estudian lo ocurrido están divididos. Los hay que piensan que la deformación se produjo de manera natural ya que la cascada está en una zona sísmica y volcánica miestras que otros expertos sospechan que puede estar vinculada a la nueva construcción de una enorme planta hidroeléctrica.
La cascada, cercana al volcán Reventador, se formó por la lava hace miles de años y era un símbolo del eco-turismo en Ecuador al que llegaban entre 15.000 y 20.000 personas al año. Y es que, además de ese salto de agua, en este paraje se puede observar una gran variedad de aves, osos de anteojos, venados, cervicabras, monos machín y pumas, entre otros animales.