Nuestros ríos, lagos, mares y océanos cuenta con extraordinarios ecosistemas donde decenas de miles de especies se ocultan a simple vista de nosotros, hasta que entramos en contacto con algunas de ellas. Si te preguntabas cómo es que las anguilas eléctricas son capaces de provocar corrientes eléctricas realmente poderosas, como si de superhéroes del cómic se tratasen, seguramente te interese conocer un poco más su historia.
El origen de la corriente de las anguilas eléctricas
Lo primero de todo es conocer la clasificación de estos animales acuáticos. Estamos ante una especie de pez de la familia Gymnotidae, que se encuentra solo en agua dulce de Centroamérica y de Sudamérica y que se caracterizan por ser organismos vivos capaces de producir lo que se conoce como bioelectricidad.
La Electrophorus electricus, nombre científico de la anguila eléctrica, está más relacionada con la carpa que con otros animales del orden de los anguiliformes. Pueden llegar a medir más de 2 metros de longitud, pesar 20 kilogramos y recibe alrededor del 80% del oxígeno necesario para respirar a través de su boca. Además, es capaz de generar corrientes eléctricas de hasta 860 voltios. Pero, ¿Cómo es posible?
Estos animales acuáticos poseen tres pares de órganos abdominales: el órgano principal, el órgano de Hunter y el órgano de Sachs. En estos órganos se esconde un tipo de célula denominada electrolito, alrededor de 6.000 de promedio, capaz de descargar electricidad si la anguila está estresada o en peligro. El doctor Rupert Collins, en declaraciones recogidas en la página web del Museo de Historia Natural de Londres, afirma que:
“Las anguilas eléctricas son baterías vivientes. Estas tienen montones de células musculares modificadas llamadas electrolitos, que tienen tanto un lado negativo como un lado positivo. Cuando las células son activadas, descarga un impulso eléctrico en el agua que les rodea”.
Dado que el impulso es de apenas 2 milisegundos y que el agua absorbe la corriente generada, este impulso no es dañino para la propia anguila eléctrica. Al menos esta es la explicación que más adeptos tiene en el mundo científico. Sin embargo, las descargas, se han llegado a registrar impulsos de hasta 860 voltios, sí pueden ser mortales para el ser humano.
Quizás dicho voltaje no mate a una persona de manera instantánea, pero sí podría causarle graves problemas respiratorios o, incluso, provocar que el corazón se detenga. Además, dado que estamos hablando de un animal acuático, si una persona recibe una descarga en el agua, quizás sea esta la que lo acabe matando, acabando ahogado por culpa de la descarga de la anguila eléctrica.
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