Neptuno fue el primer planeta descubierto a partir de cálculos matemáticos y una serie de pistas derivadas de anomalías gravitacionales detectadas en el movimiento errático de Urano.
En septiembre de 1846, tanto el astrónomo inglés John Couch Adams como el matemático francés Urbain Le Verrier calcularon (lápiz y papel en mano) las coordenadas celestes de un objeto desconocido que influía en la órbita de Urano. El hallazgo fue confirmado por el Observatorio de Berlín y desde entonces, Neptuno entró a los libros de astronomía como el octavo planeta respecto al Sol.
A 175 años de su descubrimiento y 15 del reconocimiento de Plutón como un planeta enano, los datos que sugieren la existencia de una pieza faltante a nuestro Sistema Solar cobran relevancia una vez más.
A partir de las simulaciones existentes sobre la formación del Sistema Solar, un equipo de la Universidad de la Columbia Británica y el Instituto Planetario y Lunar de la Universidad de Arizona considera que un planeta del tamaño de la Tierra o Marte orbita más allá de Neptuno y ha pasado desapercibido durante toda la historia de la humanidad.
Los científicos a cargo del estudio partieron de la premisa de que aún con la información actual, es imposible explicar en su totalidad el origen de los planetas del Sistema Solar y sobre todo, cómo se formaron las órbitas que describen en la actualidad.
Los autores del estudio encuentran «extraña» la configuración actual de los planetas de nuestro vecindario cósmico: a sus ojos, los cuatro mundos rocosos internos, seguidos del cinturón de asteroides y otros cuatro mundos gigantes levantan sospechas.
El modelo publicado en el Annual Review of Astronomy and Astrophysics considera poco probable que la evolución natural del Sistema Solar haya tomado el derrotero conocido actualmente. En su lugar, el equipo sugiere que otro mundo del tamaño de la Tierra podría vagar en secreto más allá de los objetos transneptunianos o bien, entre las órbitas de Urano y Neptuno.
La simulación arroja que este planeta compartía el Sistema Solar exterior con los gigantes gaseosos (Júpiter y Saturno) y helados (Urano y Neptuno); sin embargo, en algún momento fue expulsado más allá de estos mundos al cinturón de Kuiper o bien, hasta el espacio interestelar.
Se trata del último capítulo en la búsqueda del noveno planeta de nuestro vecindario cósmico, un título que llevó consigo Plutón desde su descubrimiento en 1930 y hasta 2006, cuando la Unión Astronómica internacional determinó que no cumplía con las tres características que reúnen los planetas del Sistema Solar y por lo tanto, lo degradó a planeta enano.