El proyecto “Nutec Plastic” se lanzó en el marco de la Red de Investigación de Estresores Marinos-Costeros en Latinoamérica y el Caribe (REMARCO) con el objetivo de monitorear la contaminación por microplásticos en la Antártida. Iniciado durante la Campaña Antártica de Verano (CAV) 23/24, la investigación se centró en el análisis de muestras de agua de mar.
Sin embargo, debido a los resultados obtenidos, el enfoque se amplió a la investigación de sedimentos y atmósfera. Esta iniciativa es el resultado de una colaboración entre el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, el Instituto Antártico Argentino (IAA) y la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El monitoreo del estudio se realiza a bordo del buque rompehielos “Almirante Irizar” de la Armada Argentina, que permite acceder a regiones de difícil acceso, como la Base Antártica Conjunta Belgrano II. Durante el trayecto, que abarca el Río de La Plata, el Mar Argentino, el Pasaje Drake y varios mares en la Antártida, se tomarán muestras de agua de mar cada 100 millas y muestras atmosféricas de microplásticos.
De hecho, también se tomarán muestras en las Áreas Marinas Protegidas Yaganes y Namuncurá-Banco Burdwood, lugares de gran interés para los científicos. Estas muestras se analizarán en los laboratorios del buque, que están equipados con tecnología avanzada.
La contaminación por microplásticos, una problemática ambiental
Según Emiliano Hines, licenciado en Biología y becado doctoral del CONICET, la participación del rompehielos es fundamental, ya que facilita el acceso a zonas remotas y ofrece condiciones ideales para el trabajo científico. Además, la importancia de la expedición radica en los importantes datos sobre la contaminación por microplásticos, que se convirtieron en una amenaza creciente para la salud humana.
En cuanto a las principales fuentes de microplásticos en la Antártida, se identifican tres: el turismo, con la llegada de unas 130.000 personas en cruceros durante la última temporada de verano; la contaminación originada por las bases antárticas, especialmente en el norte de la península; y la pesca, que a menudo implica la degradación de plásticos en el fondo marino, afectando a la fauna marina. La Campaña Antártica busca entender y mitigar estas fuentes de contaminación, contribuyendo al monitoreo y la protección del ecosistema antártico.
¿Cuáles son los peligros de los microplásticos para el medio ambiente?
Los microplásticos son partículas de plástico menor a 5 milímetros, producto de la degradación de objetos de plástico más grandes. Estos se originan por la mala gestión de los desechos plásticos, que terminan en vertederos o en el medio ambiente, contaminando el mar, los suelos y los cuerpos de agua dulce.
Estos microplásticos pueden ser peligrosos para el medio ambiente y la salud humana por diversos motivos:
- Contaminación de suelos y aguas subterráneas: El plástico clorado puede liberar sustancias químicas nocivas en el suelo, que pueden filtrarse a las aguas subterráneas y a otros ecosistemas.
- Daño a la fauna marina: Los microplásticos pueden ser ingeridos por la fauna marina, que los confunde con comida. Esto puede provocar efectos tóxicos y mecánicos, como asfixia, reducción de la ingesta de alimentos, cambios de comportamiento y alteración genética.
- Daño a las plantas: Los microplásticos pueden afectar negativamente la germinación, la fotosíntesis y el desarrollo radicular de las plantas.
- Contaminación de la cadena trófica: Los microplásticos se acumulan a lo largo de la cadena trófica, ya que los tejidos contaminados con microplásticos son consumidos por otros animales.
- Exposición en el hogar: Los microplásticos pueden liberarse en los alimentos cuando se calienta comida en recipientes de plástico en el microondas. También pueden liberarse al limpiar superficies con productos de limpieza abrasivos o por el desgaste de muebles y objetos plastificados.
Para reducir la cantidad de microplásticos, muchos países están implementando políticas para frenar la contaminación y reducir el consumo de plásticos.
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