Así como los mapas cambian y muchos memorizaron en la infancia los nombres de países que ya no existen, así también puede cambiar la nomenclatura celeste. Esa es una lección que muchos con Plutón, que por décadas apareció en los libros de texto como el noveno planeta del sistema solar, hasta que un grupo de astrofísicos le revocó la credencial de planeta hace 14 años. ¿Cómo sucedió el cambio de planeta a planeta enano y por qué?
Este 24 de agosto se cumplieron 14 años de que la Unión Astronómica Internacional (IAU) anunciase en 2006 su nueva definición de planeta, bajo la cual Plutón pasó a ser considerado un planeta enano.
Plutón fue descubierto el 18 de febrero de 1930 por el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh desde el Observatorio Lowell en Arizona, y fue considerado el noveno y más pequeño planeta del sistema solar durante décadas. Pero su pertenencia al grupo de planetas del sistema solar fue siempre objeto de controversia entre los astrónomos.
Incluso, durante muchos años existió la creencia de que Plutón era un satélite de Neptuno que había dejado de ser satélite por el hecho de alcanzar una segunda velocidad cósmica. Sin embargo, esta teoría fue rechazada en la década de 1970.
Tras un intenso debate, y con la propuesta del astrónomo uruguayo Gonzalo Tancredi ante la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional en Praga, el 24 de agosto de 2006 se decidió por unanimidad reclasificar a Plutón como planeta enano.
La definición de planeta establecida en 2006 determina tres condiciones: una es que el objeto debe estar en órbita del Sol; la segunda, que debe ser lo bastante masivo para ser rodeado por su propia gravedad, y la tercera debe mantener despejada la vecindad de su órbita.
Este es un punto donde Plutón falla, ya que tiene solo 0.07 veces la masa de los otros objetos que aparecen en su órbita, pues esta, además, se superpone con la de Neptuno. En el caso de la Tierra, es 1,7 millones de veces superior al resto de la masa en su órbita.
Otro argumento a favor de la reclasificación fue el descubrimento de Eris, por parte de científicos del Caltech en 2005. Tres veces más lejos del Sol que Plutón, Eris resultó tener un satélite y una masa mayor a la de Plutón.
Entonces lo astrofísicos se vieron en un dilema: el sistema solar podía tener 8 o 10 planetas, pero no podía tener 9. Y cuando se tomó la decisión, tanto Plutón como Eris quedaron fuera de la nomenclatura oficial.
Algunos científicos han criticado posteriormente este estándar para clasificar planetas porque no está respaldado en la literatura de investigación.
Una lección aledaña que dejó el cambio de categoría que tuvo Plutón es que en la ciencia los acuerdos pueden fluctuar. Nueva información o nuevos criterios para procesar esa información pueden reescribir los libros de ciencias. Desde la teoría heliocéntrica que pregonaba que la Tierra era el centro de la creación el modelo actual, el universo a nuestro alrededor no ha cambiado, pero sí nuestra forma de concebirlo.
Ahora, en el mundo hay dos clases de personas: las que aprendieron que Plutón era un planeta y las que lo conocieron como un planetoide. Pero el mismo cuerpo celeste sigue orbitando el Sol en lo más profundo del sistema solar, visible para todo aquel que visite un observatorio.