Por qué traer rocas de Marte puede ser un peligro para la Tierra

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La NASA y la ESA están trabajando en un programa que nos permitirá por primera vez buscar signos de vida extraterrestre en muestras tomadas directamente sobre el suelo de Marte. Si todo sigue según el plan actual, en 2031 llegarán a la Tierra unos cilindros estancos con rocas, tierra y aire marcianos dentro. Sin embargo, hay muchas voces críticas, incluidas las de algunos científicos, que creen que traerlas a nuestro planeta supone un riesgo demasiado grande.

El proyecto Mars Sample Return (MSR) de las agencias espaciales europea y estadounidense traerá las muestras recogidas por el ‘rover’ Perseverance en Marte para su análisis aquí en la Tierra.

Encontrar signos de vida fuera de nuestro planeta no solo confirmaría que su existencia, aunque sea a nivel microscópico, es habitual en el cosmos sino que también nos ayudaría a entender mejor los mecanismos que hacen posible la vida. Como ya contamos aquí, el MSR tendrá un coste aproximado de 2.500 millones de dólares.

El programa contará con dos naves: la Sample Retrieval Lander, que descenderá a la superficie marciana, recogerá las muestras del Perseverance y las lanzará al espacio mediante un sistema de propulsión llamado Mars Ascent Propulsion System (MAPS). Y la Earth Return Orbiter, que recogerá estas muestras en la órbita de Marte y las traerá a la Tierra. Sus promotores estiman que el lanzamiento tendrá lugar en 2026, el aterrizaje en el Jezero Crater de Marte en 2028 y que las muestras caerán en paracaídas sobre el Campo de Pruebas y Entrenamiento militar de Utah en 2031.

Sin embargo, nada de esto está construido por ahora. El diseño de la cápsula estanca debe asegurar que protege la integridad de las muestras durante el viaje y que no hay ninguna fuga.

Una vez en la Tierra, la cápsula se colocará dentro de otro contenedor de seguridad y se enviará a una instalación de recepción de muestras que se construirá en otro lugar. Esta instalación para analizar las muestras contará con medidas de seguridad similares a la de los laboratorios que estudian patógenos altamente infecciosos.

El MSR no es el primer proyecto de estas características que tiene que lidiar con medidas de seguridad excepcionales. El año pasado hubo dos misiones, una china y una japonesa que trajeron a la Tierra muestras de materiales espaciales, los primeros de la Luna y los segundos del asteroide 162173 Ryugu. Además, China anunció recientemente la puesta en marcha de su propia misión para traer muestras de Marte, que podría incluso lanzarse antes que la de la NASA.

La agencia americana ha hecho una petición de comentario al público sobre esta misión. La NASA recibió 170 respuestas y algunas de ellas fueron muy críticas. “Ninguna nación debería poner en riesgo a todo el planeta”, aseguraba uno de los comentarios.

“La oposición pública seguramente aumentará drásticamente a medida que el conocimiento de las intenciones [de la NASA] se extienda más allá de la pequeña comunidad espacial”, aseguró otro. Muchos de los comentaristas coincidían en una misma idea: el estudio de muestras que contienen posibles trazas de vida extraterrestre debe ser recogida y analizada fuera de nuestro planeta. Algunos científicos siguen esa misma línea de pensamiento.

Scientific American, ha consultado sobre este tema al astrobiólogo John Rummel, un exmiembro del Subcomité de Protección Planetaria del Consejo Asesor de la NASA que trabaja ahora como científico senior en el instituto SETI. Rummel piensa que todavía no tenemos conocimiento suficiente sobre Marte como para cuantificar los riesgos de una posible fuga en la MSR.

“En primer lugar, no sabemos todo lo que nos gustaría saber sobre Marte. Por eso queremos las muestras”, dice Rummel. “Seguimos encontrando organismos terrestres que hacen cosas nuevas que son bastante interesantes desde el punto de vista de la vida potencial en otros lugares. Entonces, ¿por qué pensamos que no tenemos que tener cuidado? La respuesta es que hay que tener cuidado, como han subrayado repetidamente las [Academias] Nacionales […] La gente tiene que tener respeto por lo desconocido. Si se tiene ese respeto, se puede hacer un trabajo creíble y el público está bien protegido por tu cautela”.

Barry DiGregorio, astrobiólogo y director fundador del Comité Internacional contra el Retorno de Muestras a Marte, sostiene que hay que descartar todas y cada una de las muestras que puedan dañar la biosfera de la Tierra antes de traerlas a nuestro planeta. Según él, esta labor sería mucho más segura si se realizara en una estación espacial construida específicamente para este fin o en un laboratorio instalado dentro de una base lunar. DiGregorio se muestra preocupado también por la misión de estudio de muestras marcianas que China ha anunciado de manera independiente.

“A menos que [el retorno de muestras de Marte] se haga como un esfuerzo global para compartir los hallazgos en tiempo real con todas las naciones que navegan en el espacio, en lugar de como un objetivo nacional, ningún país sabrá lo que el otro ha encontrado o qué problemas están teniendo con la contención”, dice. Aunque dadas las crecientes tensiones geopolíticas mundiales, “este concepto será probablemente difícil de vender”, afirma. Pero según él, ahora es el “momento crítico” para considerarlo.

Esta opinión contrasta frontalmente con la de Steven Benner, otro astrobiólogo que es fundador de la Fundación para la Evolución Molecular Aplicada en Alachua, Florida. “No veo la necesidad de largas discusiones sobre cómo deben almacenarse las muestras de Marte una vez que llegan a nuestro planeta”, afirma también en declaraciones para Scientific American. Cada año aterrizan en nuestro planeta unos 500 kilogramos de rocas que llegan despedidas desde Marte por los impactos de los asteroides, sostiene Benner, que en su escritorio guarda uno de esos trozos de roca marciana que han llegado hasta aquí.

“En los más de 3.500 millones de años transcurridos desde la aparición de la vida en la Tierra, trillones de otras rocas han realizado viajes similares”, afirma Benner. “Si la microbiota de Marte existe y puede causar estragos en la biosfera de la Tierra, ya ha ocurrido, y unos cuantos kilos más que traiga la NASA no supondrán ninguna diferencia”.

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