Una nueva herramienta desarrollada por científicos del MIT y la Institución Oceanográfica Woods Hole muestra el océano como si el agua no existiera. Mediante un sofisticado análisis de imágenes, elimina los efectos ópticos del entorno acuático, revelando los colores reales del paisaje submarino.
La técnica, llamada SeaSplat, reconstruye escenas oceánicas en tres dimensiones a partir de imágenes tomadas por buzos o robots submarinos. Esto no solo mejora la nitidez visual, sino que permite explorar virtualmente estos espacios con una fidelidad cromática sin precedentes.
A diferencia de otros métodos, SeaSplat integra un modelo del comportamiento del agua que corrige distorsiones y coloraciones causadas por la profundidad, la turbidez y la refracción. El resultado es una visualización precisa, útil para investigaciones científicas y monitoreo ambiental.
Gracias a este avance, los investigadores pueden detectar cambios sutiles en los ecosistemas marinos, como el blanqueamiento de corales o la pérdida de biodiversidad, con mayor rapidez y exactitud.

Tecnología al servicio de la conservación marina
Este tipo de reconstrucción tridimensional puede transformar el trabajo de biólogos y ecólogos. Al navegar virtualmente por arrecifes, pastizales marinos o zonas abisales, se facilita el estudio de hábitats difíciles de alcanzar y se mejora la toma de decisiones en tiempo real.
Además, SeaSplat abre nuevas posibilidades para el seguimiento de áreas protegidas, permitiendo comparar imágenes con registros anteriores y detectar deterioros invisibles a simple vista. Así, se refuerza la capacidad de respuesta ante amenazas ambientales.
En un planeta donde los océanos enfrentan presiones crecientes por el cambio climático y la actividad humana, herramientas como SeaSplat representan una alianza entre ciencia y tecnología al servicio de la vida submarina.
Con la promesa de extender su uso a nuevos entornos y misiones de exploración, SeaSplat marca un antes y un después en la forma de ver, comprender y proteger el mundo sumergido.

Por qué los océanos se llevan la peor parte del cambio climático
Distintos datos y estadísticas de las últimas décadas permiten aseverar que los océanos se llevan la peor parte del cambio climático.
“Hace mucho que el océano soporta la carga del impacto del ser humano sobre el calentamiento global”, afirma el Plan de acción contra el cambio climático de la ONU.
Es que los mares son sumideros de carbono, y actúan como reguladores de temperatura. Sin embargo, esto no es gratis con un exceso desmedido de liberación de gases de efecto invernadero y la consecuente temperatura en aumento.