Una iniciativa de la fundación Por el Mar propuso un proyecto de siembra de algas para preservar los bosques submarinos de las costas patagónicas.
La prestigiosa revista Science publicó recientemente una carta firmada por una veintena de investigadores bajo el título Proteger los bosques de algas. Allí detallan de qué trata el proyecto.
Siembra de algas para preservar los bosques submarinos
Las costas de la Patagonia de la Argentina aún albergan bosques de algas prístinos, que son refugio para delfines, pingüinos y tiburones, entre otras especies.
Con el objetivo de proteger estos bosques de macroalgas y crear una matriz productiva viable para las economías regionales, la fundación trabaja en un proyecto de siembra regenerativa.
Es de la especie macrocystis pyrifera, en la bahía de Puerto San Julián, un pueblo costero de la provincia de Santa Cruz.
“Estos bosques sumergidos son ecosistemas muy productivos y biodiversos, con una gran cantidad de especies asociadas que directa o indirectamente dependen de ellos”, aseguró Cristian Lagger, director científico de Por el Mar y firmante de la carta.
El también investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y explorador de National Geographic agregó: “Sucede lo mismo que con los bosques terrestres y la vida de insectos, aves y mamíferos, entre otros. Los bosques de algas también generan oxígeno y secuestran dióxido de carbono”.
Cómo funciona la siembra regenerativa
El trabajo de la granja comienza con la recolección de material reproductivo de un individuo adulto de una población natural de la especie. Luego, en un criadero, a partir de las esporas obtenidas, se desarrollan nuevos individuos en piletones de agua de mar con variables físico-químicas controladas.
Cuando llegan a los cinco milímetros de tamaño, las llevan al mar, a una estructura denominada “granja”, donde crecerán hasta alcanzar la medida deseada. Luego de cosechadas, las algas se procesan según el futuro que se les asigne.
Para evaluar la factibilidad del cultivo, también se monitorean los impactos de su presencia en la bahía y los del crecimiento del alga en la granja con respecto a las poblaciones naturales.
Se busca tener una noción clara de los impactos positivos, negativos o ausentes de la actividad sobre el sustrato, el agua y las comunidades biológicas.
Los beneficios de los bosques submarinos
“Sustentan una elevada biodiversidad y servicios ecosistémicos esenciales a lo largo del 30% de las costas del mundo. Sin embargo, están sometidos a graves amenazas a raíz de las olas de calor marinas, la deforestación submarina, la contaminación y la sobrepesca”, indican los científicos en la publicación.
El mismo texto señala que menos del 1% de los bosques de algas de América Latina, que abarcan México, Perú, Chile y Argentina y que comprenden aproximadamente el 40% de su distribución global, están en Áreas Marinas Protegidas.
Finalmente, señala a modo de advertencia: “Es imperativo tomar acciones urgentes para asegurar la persistencia de este ecosistema marino de importancia mundial”.
“Estamos en un estado incipiente de un proyecto piloto científico. Todos los pasos están protocolizados y firmamos convenios con ONGs internacionales que lo hacen”, detalló Lagger sobre el proyecto.
“Nos asesoramos con la organización GreenWave, que promueve la acuicultura regenerativa. Estamos haciendo escuela para quienes vengan después y asumimos la responsabilidad de los errores para mostrar el camino de cómo se hace”, cerró.
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