Las elecciones de Estados Unidos del próximo 6 de noviembre incluyen en Alaska una consulta popular que busca proteger de la actividad de las compañías mineras y petroleras a su icónico salmón, que para muchos locales más que un pez, es un estilo de vida.
La organización Apoyo al Salmón, un grupo diverso de personas, empresas y organizaciones, lucha por sacar adelante la ‘Iniciativa 1’, dirigida a proteger el hábitat del salmón y limitar futuros megaproyectos que afecten el paso natural de esta especie.
La bahía de Bristol, con alguno de los mayores depósitos de cobre y oro sin desarrollar del mundo, es donde cerca de 40 millones de salmones inician su camino río arriba para desovar.
Pero el sector pesquero de Alaska ya no es tan poderoso como antaño y la industria petrolera es ahora el motor de la economía local pero la situación puede empeorar, pues, según la organización “Sí al Salmón”, las corrientes de salmón no se recuperan y una vez que se desentierra un nido de salmón, este desaparece para siempre.
Cerca de la mitad del salmón rojo del mundo es producido en la bahía de Bristol, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, y su pesca emplea a más de 32 mil habitantes en Alaska.