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El hombre que murió por proteger al loro orejiamarillo

Los últimos 23 años como líder ambiental en su pueblo natal Roncesvalles, Tolima, Gonzalo Cardona Molina luchó para sacar adelante la misión que un grupo de científicos le encomendó: salvar de la extinción al loro orejiamarillo, una especie endémica de Colombia que para la década de 1990 estaba cerca de desaparecer.

Para la época, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) declaró esta especie en peligro crítico, pues su caza indiscriminada y la tala de la palma de cera, su hábitat natural, estaban disparadas. Solo se tenían registros de alrededor de 81 individuos en la cordillera Central de Roncesvalles.

En una cruzada científica, varias organizaciones, entre ellas la Fundación Proaves, llegaron a Tolima para liderar su protección. Así crearon la Reserva ProAves Loros Andinos, ubicada entre los municipios de Roncesvalles y Génova, Quindío. Cardona, quien se había dedicado gran parte de su vida a la ganadería y actividades agrícolas, acudió al llamado de esta fundación en 1998 e inició su vida como defensor ambiental.

No solo monitoreaba el crecimiento poblacional de los loros, también se aseguraba de que no fueran cazados y de que no se talaran árboles y palmas de cera.

Entre sus labores más importantes estaba visitar a vecinos, amigos y campesinos para hablarles sobre la necesidad de mantener el bosque en pie. Cuando sus ocupaciones en campo se lo permitían, guiaba a los turistas que llegaban a conocer la reserva, el páramo Yerbabuena y las lagunas; así se robó el corazón de muchos ambientalistas.

También se había encargado de reforestar predios que fueron devastados por la ganadería. En sus registros menciona que, junto a su equipo de guardabosques, sembró más de 3.000 plántulas de palma de cera, un árbol insignia de Colombia que está en peligro de extinción por su tala masiva.

Después de seis años de monitorear su crecimiento, Cardona alcanzó a ver palmas de dos metros. El dato parece insignificante, pero al conocer que una palma de cera puede tardar hasta 57 años para empezar a producir su tallo y 83 años para reproducirse, se entiende que es realmente una hazaña.

Según cuenta Alex Cortés, director de la Fundación Proaves, en sus días finales, Cardona alcanzó a realizar el último censo nacional del loro orejiamarillo y la cotorra coroniazul, “su libreta arrojó un número impresionante: 2.895 loros en Roncesvalles. También me envió fotos de huellas de dantas y de osos”, dijo. Más de 20 años de trabajo de conservación estaban dando resultados.

En la mira

Pero, mientras aseguraba la protección de un ave emblemática para el país, su vida estaba en riesgo. Para el año 2000, según sus amigos cercanos, la guerrilla era la que ejercía el control en Roncesvalles, un municipio ganadero en donde poco se hablaba de conservación. Realmente, en donde nunca se hablaba del tema: temían ser señalados de ayudar a diferentes grupos armados o al Ejército.

“Fui testigo de cómo la Fuerza Pública, especialmente el Ejército, señalaba a la gente de Roncesvalles de colaborar para la guerrilla, sin entender que ante un actor armado, no puedes negarte a nada”, dice un amigo de Cardona.

Ese tipo de situaciones motivó la captura de algunos de los habitantes de Roncesvalles y la persecución de otros, entre ellos, Cardona. “Constantes batallas y escaramuzas entre militares y guerrilleros lo pusieron en situaciones que amenazaban su vida, pero lo más importante para él era que los loros estuvieran a salvo. En ocasiones había sido amenazado por muchos bandos incapaces de comprender su amor por la especie y su desinterés en la política. Los eternos enemigos de la paz asumieron que él tenía otros motivos, cuando simplemente estaba impulsado a hacer algo diferente”, señaló la Fundación Proaves.

Y aunque parecía que las amenazas habían quedado atrás, sus amigos más cercanos sintieron miedo al reportar su desaparición el 8 de enero, cuando fue visto por última vez en la vereda La Unión, en el departamento del Valle del Cauca, en el camino que conduce de Barragán hacia Roncesvalles. Nadie se esperaba que el guardián del loro orejiamarillo se convertiría en el primer líder ambiental asesinado del 2021.

“Nos despedimos, nos deseamos feliz año, le agradecí por todo su apoyo. Lo último que supe era que estaba desaparecido. Sentí mucha angustia, pensé en todas las posibilidades: que le había cogido la noche en la carretera y se había quedado en alguna casa –porque todas esas personas de esa vía lo conocían–. Ya después, siendo más negativa, sabía que el sector es peligroso”, le contó una amiga cercana que prefiere permanecer anónima.

Se sabe que Cardona estaba de vacaciones y se había ido a pasar año nuevo con su familia en Circasia, Quindío. En su retorno tomó un atajo, como lo había hecho en otras ocasiones: se fue en su moto por el municipio de Sevilla, tomó una carretera destapada del corregimiento de Barragán, uno de esos pueblos del Valle del Cauca marcado por el conflicto armado y hoy centro de operaciones de las disidencias de las Farc, según denunció la Defensoría del Pueblo.

Tres días después, su cuerpo fue encontrado en medio de la carretera con varios impactos de bala.

Hasta ahora ninguna autoridad se ha pronunciado sobre su asesinato.

De acuerdo con la Fiscalía, hay un equipo especial al frente de la investigación.

Líderes políticos de Tuluá, que prefieren permanecer anónimos, aseguran que las autoridades les recomendaron no hacer recorridos por Barragán, porque no les pueden garantizar su seguridad. Incluso, según otra fuente cercana a Cardona, el lunes, cuando fue hallado el cuerpo, la policía se negó a subir al corregimiento por temor a una emboscada por parte de las disidencias. “Gonzalo permaneció toda la noche del lunes tirado en la carretera”.

Por ahora, no es claro si el ‘Guardián del loro orejiamarillo’, como lo llamaban sus compañeros en Proaves, había recibido amenazas recientes. De acuerdo con Alexánder Tovar, secretario del Interior del Tolima, no se tenía registrada ninguna.

Pero otra cosa dicen sus amigos: “En los últimos meses, grupos armados le advirtieron que no podía circular por la Reserva ProAves Loros Andinos en Roncesvalles. Creemos que no quieren que lleguen personas a la reserva (que es muy visitada por turistas) porque creen que puedan llevar y traer información. Entonces, cuantas menos personas visiten la reserva, más control pueden tener”.

Una teoría que encaja con la denuncia que hizo Marco Antonio Suárez, director de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca. De acuerdo con Suárez, en esa misma zona en donde fue asesinado Cardona, sus funcionarios han recibido amenazas a través de panfletos a nombre de las disidencias de las Farc.

“Esa zona alta de Barragán y toda esa zona montañosa se está volviendo un gran problema de orden público. Tengo funcionarios amenazados, nos intimidan, nos exigen que no hagamos presencia en la zona. Por eso les pedimos a las autoridades que esclarezcan este asesinato”, señaló.

Y no es el único problema reciente. De hecho, hace tres meses, Cortés denunció cómo, a la vista de todas las autoridades ambientales, una de sus reservas en Nariño está siendo deforestada por hombres armados. Aunque tienen una estación de policía muy cerca de la reserva, nadie les impide transportar la madera ilegal. De acuerdo con una funcionaria de la Corporación Autónoma Regional de Nariño, hacen todo lo que tienen en sus manos para multarlos, pero los tienen amenazados.

“Llegan personas fuertemente armadas a apropiarse de las reservas para extraer madera, hacer pesca ilegal; incluso llegan a sembrar coca. Tenemos miedo de lo que pueda pasar con nuestros funcionarios, porque el asesinato de Cardona puede enviar una mala señal: que si nos matan, solo seremos una estadística más”, sentenció Alex Cortés.

El país más peligroso para quienes cuidan el Medio Ambiente
En un informe de la ONG británica Global Witness, Colombia, el país más biodiverso, ocupó el vergonzoso primer lugar de asesinatos de líderes ambientales con 64 muertes en el 2019, la cifra más alta registrada por la ONG.

De esas muertes (en su mayoría a manos de grupos armados), 45 ocurrieron porque los líderes se opusieron al uso de sus tierras para actividades en contra del medioambiente. Catorce fueron líderes que apoyaban y promovían la sustitución de cultivos ilícitos.

Entre las razones de esto, el informe hace un especial énfasis en la lenta aplicación de los acuerdos de paz. Esta semana, el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, invitó al gobierno de Iván Duque a concretar “una respuesta eficaz” ante los asesinatos de líderes sociales y defensores del medioambiente.

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