La Oficina de Gestión de Presupuesto de la Casa Blanca decidió aceptar las recomendaciones de la Agencia de Protección Medioambiental, el paso previo para que ese organismo redacte una nueva normativa a la que tendrán que atenerse todas las aerolíneas que operen en el país.
La EPA emitió una declaración en la que afirma que “las emisiones de gases de efecto invernadero de ciertas clases de motores de aviación afectan a la contaminación aérea” y que ese hecho es “dañino” para la salud pública.
Esa declaración, que equipara las emisiones de aviones con las de vehículos rodados, no implica la imposición de nuevos requisitos para las aerolíneas, pero adelanta la redacción de una normativa más restrictiva sobre emisiones, del mismo modo que ocurre con automóviles.