La primera semana de confinamiento a consecuencia del estado de alarma se ha traducido en una reducción de la demanda eléctrica peninsular, hasta los 4.344 gigawatios hora, una cifra que es un 7,1 por ciento inferior a la anterior semana y un 7,2 por ciento menor que la misma semana de 2019, lo que se traducirá probablemente en una reducción de las emisiones de CO2 procedentes de la electricidad.
Según datos facilitados por Red Eléctrica de España (REE) a Europa Press, entre el 15 y el 22 de marzo, las lluvias y el viento favorecieron la entrada al sistema de las energías hidráulica y eólica. De este modo, el 48,4 por ciento de la generación en España en la última semana fue renovable y que en total, el 77,6 por ciento no emitió CO2.
Por otro lado, los datos de Red Eléctrica apuntan que, si se tiene en cuenta que ha habido una reducción de la demanda, entre el 14 y el 22 de marzo de este año el 73 por ciento de la generación fue libre de CO2, en comparación con el 68 por ciento de la misma semana equivalente del año pasado, la que fue del 17 al 23 de marzo.
No obstante, hay que tomar las cifras con cautela porque este año la disponibilidad de la energía eólica ha aumentado, lo que afectaría al sistema en su conjunto.
De forma preliminar hasta conocer los datos definitivos, otro de los aspectos que podría apuntalar esta reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero son los datos de cogeneración de las grandes plantas industriales en la misma semana de 2020 respecto a 2019.
En concreto, desde REE señalan que en este periodo, entre el 15 y el 22 de marzo la generación fue de un 13 por ciento del total, con 219.930 toneladas de CO2 emitidas, frente a las 246.246 toneladas de CO2 del mismo periodo del año anterior, es decir un 10,68 por ciento menos.
En total, desde el día 15 al 22 de marzo en la demanda eléctrica en España fue de 5.187 gigawatios hora, de los que el 73 por ciento se satisficieron con energía libre de CO2; frente a los 5.571 gigawatios hora, de los que el 68 por ciento se cubrieron con energía no emisora de CO2.
Aunque las fuentes explican que los datos aún no son precisos como para concluir una reducción significativa de las emisiones de CO2 procedentes de la demanda eléctrica, puesto que no tienen en cuenta otras fuentes de emisión de CO2 importantes pero, en todo caso, sí apuntan a una línea descendente.
Insuficiente caída para la emergencia climática
Mientras, Greenpeace coincide en que probablemente se podrá observar en los próximos días una reducción de las emisiones de CO2 a consecuencia del parón en la actividad y el confinamiento, pero avisa de que esta bajada, aunque positiva, no va a contribuir a mitigar el cambio climático.
La responsable de la campaña de cambio climático de Greepeace, Raquel Montón, ha señalado a Europa Press que, “evidentemente deben estar bajando” a consecuencia de la caída de la demanda, aunque asegura que “aún es pronto” para contar con datos concluyentes.
Sin embargo, los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) sí han caído drásticamente a consecuencia del descenso del tráfico rodado, lo que se traduce en una mejora de la calidad del aire, sobre todo en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona, donde el tráfico cayó en torno a un 60 por ciento lo que provocó que los niveles de NO2 no alcanzasen el 40 por ciento de límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Según el responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace, Adrián Fernández, el mayor descenso se produjo en los primeros días, cuando las emisiones de NO2 cayeron incluso por debajo de la mitad y, aunque con una curva más atenuada, los valores de NO2 siguen descendiendo tanto en Madrid, como en Barcelona y Sevilla.
En todo caso, para Raquel Montón aunque esta caída es positiva, tanto en los niveles de CO2 como en los niveles de NO2, “no permitirá paliar el cambio climático antropogénico”, que según ha recordado comenzó hace 200 años, en apenas unas semanas. De hecho, teme el efecto rebote en las emisiones de gases de efecto invernadero una vez concluya la emergencia sanitaria por el COVID-19.
En ese sentido, recuerda que las emisiones del sector eléctrico son “una pequeña parte” de todo el sistema emisor y considera que en términos generales los datos de partes por millón de CO2 en la atmósfera de este mes de marzo son muy similares a los del mes anterior.
“Sí tenemos claro que las consecuencias para la atmósfera de esta reducción son inapreciables, puesto que hace 200 años teníamos 280 ppm y ahora estamos en 415 ppm, por lo que esto no se arregla en quince días”, ha comentado.
Por ello, opina que una vez termine la emergencia sanitaria habrá que estudiar dónde se va a poner el interés en la recuperación del sistema y, advierte de que si el Gobierno se centra en “rescatar el mismo sistema de ahora, se podrá terminar en un colapso total del sistema climático”.
Así, plantea que ya que habrá que invertir sumas ingentes en la recuperación económica debería hacerse aprovechando los sectores más provechosos para la transición ecológica.
A su juicio, no se puede cambiar todo el sistema a base de una cuarentena por una epidemia y un confinamiento temporal no deseados. “El efecto de este bajón del CO2 no tendrá consecuencias, ni supone un cambio de inercia en la atmósfera, pero habrá que estar pendientes de un posible efecto rebote de emisiones de CO2.
Lo que vemos es un espejismo que no tiene que ver con el mundo que necesitamos construir”, ha apostillado Montón, que urge a un cambio en profundidad del sistema eléctrico.