Innovación sostenible: ropa hecha con paraguas rotos por emprendedora Argentina

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Antonela Tonizzo, una argentina que dejó su Buenos Aires natal para buscar nuevos horizontes en Australia, encontró en un objeto tan cotidiano como paraguas rotos, fallados o en desuso la inspiración para crear D.R.Y., una marca de ropa e innovación sostenible que hoy está demostrando que la creatividad puede transformar problemas en soluciones.

“La industria textil es una de las más contaminantes del mundo. Necesitábamos mostrar que se puede hacer moda de manera ética y sostenible, respetando tanto a los trabajadores como al medio ambiente. Una producción puede impactar positivamente sin destruir ni contaminar”, reflexiona Tonizzo en charla con el portal IProfesional. Con cada campera o buzo creado, D.R.Y. evita que al menos seis paraguas terminen en basurales.

La inspiración detrás de esta innovación en moda sostenible

La idea de D.R.Y. nació de una mezcla de indignación e inspiración. Hace diez años, Antonela comenzó a cuestionar sus hábitos de consumo y se volvió una ferviente defensora de la economía circular. Incansablemente, leía sobre sostenibilidad y reciclaje de manera autodidacta.

Su formación se consolidó con una diplomatura en activismo y políticas socioambientales, que reforzó su propósito de generar un impacto positivo en el mundo. Pero el verdadero punto de partida fue un descubrimiento inesperado:

“Un día me llegó la información de que los paraguas no se reciclaban. Pensé en Buenos Aires y cómo después de cada lluvia es común encontrar paraguas destartalados por la calle. Me intrigó su potencial y decidí investigar”, cuenta. Así descubrió que, aunque los paraguas están hechos de materiales reciclables, la falta de tecnología para separarlos condena a estos productos a los basurales.

“Siempre me gustó la moda, pero cada vez me representaba menos: por su abuso de los recursos naturales, de las personas y por las exigencias hacia las mujeres. Y la moda sostenible que encontraba no me gustaba en estilo. Entonces hablé con una amiga diseñadora de indumentaria y le dije: ‘Quiero hacer un buzo con paraguas’. Así empezó todo”, relata la creadora de D.R.Y., que juega con la palabra “seco” en inglés y funciona como un acrónimo de Design (diseño), Recycled (reciclado) y You (vos), invitando a los consumidores a ser parte del cambio.

Proceso de producción sostenible

El proceso de producción comienza con la recolección de paraguas en dos puntos de acopio: Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires, y San Miguel, en la provincia. También recibe donaciones de paraguas defectuosos de fábrica. Una vez recolectados, los paraguas se desarman manualmente, separando con cuidado las telas para no dañarlas.

“Diseño yo misma las prendas, con la ayuda de mi mamá y amigas del rubro. Cada pieza se confecciona artesanalmente, respetando la filosofía de producción responsable. Nada se hace por hacer. Cada producto está pensado hasta el más mínimo detalle”, dice Antonela.

Desde su fundación en 2021, Tonizzo lleva más de 2.000 paraguas reutilizados y convertidos en prendas únicas, sin género y duraderas. Pero D.R.Y. no solo es sostenible en términos ambientales, sino también sociales y económicos. “Apuntamos a ser basura cero. Reinserto los materiales que no uso en otras cadenas de producción“, señala Antonela.

Comunidad y economía circular

Las estructuras de metal de los paraguas se donan a mujeres de la comunidad Wichí, quienes las transforman en agujas de tejer, y a escultores locales que las usan en sus obras. Los retazos de tela se entregan a otros emprendimientos, mientras que los mangos plásticos se separan para futuros proyectos.

Además, el equipo de D.R.Y. está formado por costureras independientes, muchas de ellas mujeres jubiladas y jóvenes emprendedores, quienes trabajan desde sus hogares, fomentando una economía circular y local.

La falta de apoyo económico a los emprendedores, su principal barrera

D.R.Y. se consolidó como una marca multipremiada y referente en innovación y moda sostenible. Sin embargo, hace unos pocos meses, ya sin plata para producir, Tonizzo tomó la decisión de emigrar, empacó el poco stock que le quedaba y se fue a Australia con la idea de financiar la marca.

“La falta de apoyo económico a los emprendedores en Argentina, la dificultad para exportar y la necesidad de actualizar costos todos los meses hacen que sea imposible proyectar a largo plazo. Fue muy difícil y no sé si lo superé aún”, comparte desde Sídney, donde trabaja como actriz y vende en una feria mientras gestiona D.R.Y. a distancia.

La importancia de la sustentabilidad en la moda

Aunque adaptarse a las 14 horas de diferencia horaria es todo un reto, Antonela no pierde el entusiasmo. “Sé que puedo seguir llevando adelante este proyecto, porque ya lo estoy haciendo. Y lo más importante es que cuento con el apoyo de mi familia, amigos y de la comunidad de D.R.Y., que me hace sentir muy querida”, dice emocionada.

El caso de Antonela Tonizzo y D.R.Y. es una muestra de cómo la creatividad puede convertir los problemas en soluciones significativas aportando a una innovación sostenible. Además, alienta a otros emprendedores a ser creativos, como ella lo hizo, transformando telas de paraguas rotos, fallados o en desuso en piezas únicas, combinando flores, lunares, rayas y hasta diseños infantiles, pero más importante aún haciendo moda sostenible.

Foto de portada: Instagram/d.r.y.coats

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