A las 6 de la mañana, ya es posible ver a Newton Godoy Mello podando árboles y cuidando de las plantas en la plaza que lleva su nombre en el municipio de Guaiçara (São Paulo).
Su trabajo es voluntario, lo hace todos los días desde 1994, dice este jubilado brasileño de 85 años, que también riega las plantas del parque, pinta los bancos, las señales y las pasarelas, y vela por la limpieza del lugar. Todo sin pedir nada a cambio, para mejorar su barrio y su ciudad.
Según Newton, este cuidado del lugar comenzó en cuanto vio el terreno por primera vez. «Era una zona enorme frente a mi casa, llena de maleza y basura«, recuerda el anciano, que llegó a hablar con el alcalde de la ciudad sobre la situación. «Me dijo que estaba planeando una zona verde allí, pero pasaron meses y no se hizo nada«.
Así que Newton decidió pasar a la acción y empezar a trabajar por su propia cuenta.
Plantó un árbol de pitangueira y buscó otros plantones en jardines forestales de la región, con la ayuda de su mujer.
«Recuerdo que íbamos al Lins Horto, también comprábamos a los camiones que vendían en la ciudad, y el ayuntamiento empezó a traer algunas especies«, cuenta su esposa Santa Amália Testoni, que animó a su marido a plantar jaboticaba, mango, guayaba, aguacate y árboles como pau-brasil, aroeira e ipês roxo y amarelo.
Según ella, Newton trabajaba en el hospital de la ciudad en turnos de 12 horas de guardia por 36 de descanso, por lo que utilizaba su tiempo de descanso para cuidar de la plantación. Incluso, «había días en los que llegaba a casa desde el hospital y seguía regando las plantas hasta las 11:30 de la noche«.
Sin embargo, la mayor dificultad era la falta de agua corriente en el terreno. «La única manera era llenar el cubo en nuestra casa y llevarlo«, dice Newton, que vio cómo se reconocía todo el trabajo en 1998, cuando el ayuntamiento instaló grifos en el lugar y bautizó el espacio como Plaza Newton Godoy Mello. “Fue extraordinario”, recuerda su hija Nilce Testoni Borini.
Una década después, otra reforma llevada a cabo en la plaza volvió a reconocer al anciano con la instalación de mesas, bancos, luminarias e incluso un cartel de «Rincón del Abuelo«, ya que a los nietos y bisnietos del guaiçarense les encanta jugar allí. Además, la hija dice que esta plaza es conocida como «la más bonita de la ciudad», y que su diseño actual es el mismo que el que trazó su padre hace años.
Newton se siente orgulloso de ver el resultado de casi tres décadas de trabajo y espera que su ejemplo inspire a las nuevas generaciones a cuidar también del bien común. «Por desgracia, me doy cuenta de que es muy difícil conseguir a alguien que ayude a barrer, pintar o regar el parque«, se lamenta. «La mayoría de la gente no valora lo que es de todos, pero creo que esto puede cambiar«, concluye el anciano, prometiendo que seguirá haciendo su parte. «Mientras tenga fuerzas, siempre estaré a las 6 cuidando estos árboles«.