Las emisiones de CO2 deben tocar techo en 2025 para atenuar los estragos del clima

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Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben alcanzar su pico o punto máximo en el 2025, para iniciar inmediatamente su descenso, si se quiere frenar la crisis climática. Las centrales térmicas de carbón y de gas tendrían que cerrarse en la próxima década y, además, se necesitarán cambios de estilo de vida y profundos transformaciones para evitar el colapso climático.

Estas son algunas de las conclusiones de un nuevo informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. El documento es de la tercera parte del histórico informe del IPCC sobre cambio climático, y cuya primera parte se dio a conocer el 9 de agosto con la advertencia de que el sistema climático sufre ya efectos generalizados y en muchos casos inevitables e irreversibles.

El nuevo documento indica que solo si las emisiones tocan techo en el plazo de 4 años e inician su declive, habrá la posibilidad de contener los aumentos de temperaturas bien por debajo de los 2 ºC. Pero sólo si se logra reducir las emisiones un 55% para el 2040 (respecto al 2020) se darán plenas garantías de no sobrepasar en 2100 el aumento de 1,5 ºC, umbral marcado como prioritaria en el acuerdo de París.

El nuevo documento indica que el 10% de la población más rica del planeta arroja a la atmósfera 10 veces más gases que el 10% de los más pobres, lo que evidencia que los patrones de consumo de quienes tienen mayores ingresos están asociados a una gran huella de carbono. Otro dato en este sentido: el 1% más rico registra el 50% de las emisiones de la aviación.

Cambio de hábitos incluida la alimentación

El informe subraya los cambios en los modos y el estilo de vida que serán necesarios, particularmente en los países ricos. Garantizar los ahorros de energía a la hora de calentar o enfriar las casas, introducir cambios en la movilidad para fomentar el transporte público, reducir los viajes en avión y mejorar el reciclado pueden contribuir significativamente a obtener las reducciones necesarias.

Los patrones de alimentación en muchas partes del mundo rico también deberán cambiar. “Un cambio a dietas con una mayor proporción de proteínas de origen vegetal en regiones con un consumo excesivo de calorías y alimentos de origen animal puede conducir a reducciones sustanciales en las emisiones, al mismo tiempo que proporciona beneficios para la salud”, se indica. “Las dietas a base de plantas pueden reducir las emisiones hasta en 50% en comparación con la dieta occidental media intensiva en emisiones”, dice el informe.

En él también se destaca la expansión de algunas actividades y usos intensivas en emisiones; por ejemplo, entre 2010 y 2020 la aviación aumentó sus emisiones un 28,5%, los SUVs (vehículos con aspecto de todoterreno) un 17% y el consumo de carne un 12%

Aumentar la inversión en tecnologías limpias

El informe destaca que falta la inversión en el campo de las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático, elemento básico para transformar la economía mundial con un modelo fundamentado en las bajas emisiones en la energía.

La inversión actual se sitúa por debajo de lo necesario, en un factor de uno a cinco, incluso si la meta es mantener el calentamiento en el límite superior de los 2°C.

En 2018 aproximadamente 546.000 millones de dólares se destinaron a políticas para reducir los gases de efecto invernadero y desarrollar la resiliencia a los impactos de la crisis climática en 2018.

Demasiadas infraestructuras de combustibles fósiles

Las emisiones de gases han crecido a un ritmo del 1,3% entre 2010 y 2018, y las que han sido proyectadas para el 2030, derivadas de las políticas puestas en marcha, superan las promesas nacionales, y, además, no son congruentes con las sendas de descenso para contener el calentamiento a 2ºC.

“Las infraestructuras e inversiones existentes y planificadas, la inercia institucional y un sesgo social para mantener el status quo conducen al riesgo” de que no se pueda echar el cerrojazo a las emisiones futuras o este pueda ser costoso o difícil de conseguir, dicen los científicos.

Las estimaciones del informe indican que las infraestructuras sobre combustibles fósiles, tanto las actuales como las planificadas, acarrearán un nivel de emisiones de 846 GtCO2, lo que supone el doble del presupuesto de carbono; es decir, las emisiones que nos quedarían para limitar el calentamiento a 1, 5 ºC.

Cambios tecnológicos insuficientes

El cambio tecnológico introducido hasta ahora a nivel global no es suficiente para alcanzar los objetivos climáticos.

La tecnología de captura y almacenamiento de dióxido de carbono, la energía nuclear y los sistemas de eliminación directa del CO2 de la atmósfera no han progresado lo suficientemente rápido como para desempeñar un papel importante en este sentido.

En cualquier caso, se considera que es casi seguro que se necesitarían tecnologías para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera para mantener el calentamiento a 1,5 ° C.

Renovables más baratas

No obstante, hay algunas razones para el optimismo, señala el informe. La energía solar y eólica y la tecnología de baterías (que desde el 2010 han reducido sus costos un 87%, un 38% y un 85% respectivamente) son ahora mucho más baratas, gracias a las políticas que han fomentado su uso, de modo que la energía limpia provee el 7% de la electricidad. La reducción de las emisiones de metano también contribuiría en gran medida a amortiguar los aumentos de temperatura.

Tratar y cuidar más los bosques y tierras como importantes sumideros de carbono también ayudaría a limitar los aumentos de temperatura, pero no se debe confiar demasiado en esto. Esto tiene un costo relativamente bajo, pero no puede compensar la lenta reducción de emisiones en otros sectores, dice el informe.

Centrales térmicas con fecha de caducidad

Los activos varados (combustibles fósiles en riesgo o depreciados en su valor) serán un problema creciente, ya que las centrales eléctricas de carbón y gas con una vida útil que generalmente se mide en décadas, tendrán que ser desmanteladas en plazos entre nueve a 12 años posteriores a la construcción, según el informe. Los expertos reiteran así que no se puede producir ningún nuevo desarrollo de combustibles fósiles si el mundo apuesta por evitar un calentamiento superior a 1,5 ° C.

“Los impactos económicos combinados de los recursos de combustibles fósiles y el capital varado podrían ascender a billones de dólares”, dice el informe. Este riesgo podría reducirse desplazando la inversión hacia bienes y servicios con bajas emisiones de carbono.

Escenarios de calentamiento

Los distintos escenarios de emisiones indican que el calentamiento podría alcanzar subidas de temperaturas entre los 3,3ºC y 5,4ºC para el año 2100. Por eso, son necesarios “cambios estructurales fundamentales a gran escala” la próxima década para mantener las esperanzas de no incrementar el calentamiento mundial 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, umbral a partir del cual los impactos del colapso climático causarán una devastación generalizada.

“Una acción más débil a corto plazo situaría fuera de nuestro alcance la limitación del calentamiento en estos niveles”, ya que implicaría tener que hacer suposiciones futuras sobre un desarrollo acelerado de políticas o de desarrollo tecnológico que no se sostienen a la luz de las evidencias y las proyecciones de los documentos evaluados hasta ahora, se advierte.

El documento ha sido filtrado por Scientist Rebellion, una rama del movimiento Extinction Rebellion y ha sido publicado por primera vez por el periodista Juan Bordera en la revista online española CTXT. Bordera señaló a La Vanguardia que el hecho mismo de la filtración muestra la preocupación de las personas implicadas en la redacción sobre la gravedad de la alarma y el temor a que las conclusiones puedan ser debilitadas por posteriores relecturas antes de su publicación el año próximo (el mes de marzo). Los gobiernos tienen derecho a realizar cambios en el “resumen para los responsables de la formulación de políticas”.

Crecimiento económico “incompatible”

Los autores del artículo en CTXT, Juan Bordera y Fernando Prieto, consideran que la economía mundial debe alejarse rápidamente de un modelo que liga el bienestar a la dependencia del crecimiento del PIB convencional, algo que el informe subestima. “Se acepta implícitamente que los escenarios de mitigación suponen pérdidas del PIB. En el fondo, se admite lo que decía la propia Agencia Europea del Medio Ambiente: la preservación medioambiental no es compatible con el crecimiento económico”, señala esta publicación.

Esta publicación destaca en el informe el hecho de que el “el crecimiento del consumo de energía y materiales es la causa principal del incremento de gases de efecto Invernadero”, con lo cual el “el ligero desacoplamiento observado del crecimiento respecto al uso de energía no ha podido contrarrestar el efecto del crecimiento económico y poblacional”, reza el documento.

“Esto muestra -dice la valoración de esta publicación- que los desarrollos tecnológicos que permiten mejoras en la eficiencia y el cambio hacia fuentes de energía bajas en emisiones no bastan. Por tanto, una transición muy masiva en consumo de materiales en todo el mundo, puede incluso, temporalmente, disparar las emisiones”.

Los portavoces del IPCC no suelen comentar este tipo de filtraciones con el argumento de que este documento está ahora en proceso de elaboración y que se debe dar tiempo a los científicos para que puedan desarrollar su evaluación sin comentarios externos. Fuentes del IPCC informaron que gran parte del texto citado es una primera versión del resumen para los formuladores de políticas elaborado por el grupo de trabajo III del IPCC que fue distribuido en enero a los gobiernos y a revisores expertos, pero su contenido ya ha cambiado antes de la revisión por parte de los autores.

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