Portugal liderará la acción climática de la Unión Europea

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En un año ‘especialmente importante’ para avanzar en materias de política verde a nivel europeo —con la negociación comunitaria respecto a asuntos como el reverdecimiento de la política agrícola común (PAC) o el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles, entre otros—, el sector ambiental de España y Portugal recibe con esperanza el liderazgo portugués en el Consejo de la UE, una responsabilidad que compartirá con Alemania (la presidencia saliente) y con Eslovenia (la entrante en el segundo semestre de 2021).

El ánimo mejora, sobre todo después de que Portugal llegara a este puesto a principios de enero con una lista de prioridades ‘climáticas’ bajo el brazo. Para empezar, se ha comprometido a aprobar la primera ley del clima europea antes de junio, como afirmó en una rueda de prensa el ministro luso de Medio Ambiente y Acción Climática, João Pedro Matos Fernandes.

En política climática, Portugal tan solo se ve superado por Finlandia y Suecia, que ocupan las dos primeras posiciones a nivel europeo

El Consejo de la UE está formado por los ministros de los gobiernos de los Veintisiete, y es el principal órgano de decisión junto con el Parlamento Europeo. Con este último, el Consejo se encarga de negociar y de adoptar la legislación de la UE, a partir de las propuestas de la Comisión.

Además, Lisboa tendrá que mediar entre las instituciones europeas en torno a otras cuestiones clave para acelerar la transición ecológica, como el fin de los subsidios indirectos a los combustibles fósiles, la reforma de la PAC, que supone un tercio del presupuesto europeo, y la creación de un comité independiente de científicos para medir los progresos en la lucha climática de cada Estado miembro.

Así lo resume Florent Marcellesi, coportavoz de Equo y exeurodiputado de Los Verdes europeos, quien recalca que “después del año más caluroso registrado y de eventos extremos climáticos como Filomena, es fundamental apostar por la mayor ambición climática posible para cumplir con la ciencia y la juventud”.

Desde ambas formaciones políticas, piden al Consejo que conserve la propuesta del Parlamento Europeo de, para 2030, reducir en un 60% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a los niveles de 1990, incide Marcellesi, y concluye que “la huella que dejará Portugal a su paso por la presidencia europea dependerá en gran medida de su ambición climática”.

En los últimos años, las políticas verdes adoptadas en Portugal han hecho ascender el país en los ‘rankings’ de evaluación de acción climática. De forma que este año, por ejemplo, Portugal ya figura entre los 20 primeros puestos del Climate Change Performance Index (CCPI) 2021, que examina la ambición climática de los 57 países responsables del 90% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), culpables del calentamiento global.

Mientras que Portugal ha escalado ocho posiciones respecto a los resultados del CCPI 2020, España ha descendido siete, y está ahora en el número 41, entre los países de rendimiento climático ‘relativamente bajo’.

“En lo que respecta a los objetivos climáticos, este Gobierno ha sido muy ambicioso, y el apoyo público a la acción climática de Portugal ha aumentado considerablemente, sobre todo entre la población más joven, que se ha movilizado siguiendo el ejemplo de Greta Thunberg”, valora Carlos Teixeira, cofundador del partido Livre, una formación libertaria y ecologista portuguesa nacida en 2014.

Teixeira opina que una de las políticas que ilustran este giro al verde en Portugal es la inclusión del impuesto de carbono en los presupuestos de 2021. “Llevamos años luchando por una reforma fiscal ambiental en Portugal y vemos que por fin está sucediendo. Nosotros queríamos que el impuesto sobre el carbono se aplicara también en la aviación, pero entendemos que eso se tiene que coordinar con la UE a nivel europeo”, señala.

También Tiago Pitta e Cunha, especialista en medio ambiente y exasesor del presidente de Portugal, identifica esta tendencia por una cada vez mayor exigencia de políticas verdes por parte de los votantes portugueses. Con ese contexto de fondo, este experto piensa que “en todo lo que respecta al clima, la energía y el medio ambiente, Portugal estará en la primera línea del progreso, lo que probablemente ayudará a la UE a desarrollar una agenda progresista durante esta presidencia”, si bien cree que la pandemia y en concreto la vacunación acapararán buena parte de los esfuerzos de los Veintisiete.

En las negociaciones europeas que tratan de definir el contenido de la ley del clima europea, Portugal tiene un rol “bastante proactivo”, juzga por su parte Luis Suárez, coordinador de Conservación de WWF España, quien pronostica que Portugal intentará subir la ambición, pero de forma mesurada. “El momento es muy importante, porque estamos en medio de un cambio de estructura financiera y hay en agenda grandes convenios internacionales donde la UE debe posicionarse, no solo en materia climática sino también en otras. En estos seis meses, se trabajará en una ley de restauración de la biodiversidad, por ejemplo, y en otra para evitar la deforestación importada [a través de la importación de cultivos como la soja o el aceite de palma]”.

Su intuición es que la presidencia de Portugal será “muy importante en lo político, aunque con poca visibilidad de puertas para afuera”, ya que las decisiones finales se tomarán seguramente durante el liderazgo de Eslovenia. En todo caso, alega que, “desde luego, es una muy buena noticia que la presidencia en ese periodo de negociaciones más duras sea de Portugal y no de Polonia, por ejemplo”.

El gran reto de reverdecer la PAC

En cuanto a la PAC, Celsa Peiteado, coordinadora de Política Agraria y Alimentación Sostenible en esta misma organización, se muestra preocupada de que el Consejo de la UE incline la balanza hacia una posición más ambiciosa para hacer, como piden desde WWF, “que la PAC sea un instrumento al servicio del European Green Deal, la herramienta para cumplir con los objetivos climáticos y de biodiversidad”.

“A la presidencia portuguesa le corresponde cerrar las negociaciones para definir los reglamentos, algo que condicionará cómo será la PAC de 2023-2027. Nosotros pedimos que, entre otras cosas, se mantenga la propuesta de condicionalidad robusta, con normas alineadas con la transición ecológica como condición para que los agricultores puedan acceder a esas ayudas de la PAC”, explica Peiteado, quien añade que, por ahora, el Consejo es el que quiere debilitar la condicionalidad.

Esta experta considera esperanzador el hecho de que Portugal esté al frente de estas negociaciones, ya que el país se enfrenta a retos ambientales muy similares a los de España —como la escasez hídrica, la lucha contra los incendios o la pérdida de la ganadería extensiva, por ejemplo— y por tanto comparte el mismo interés de proteger la biodiversidad a partir de un cambio en el modelo agrícola.

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