Para mitigar los problemas de la temperatura, la energía y la contaminación, los techos verdes o azoteas verdes se presentan como una solución viable.
Básicamente, consisten en sembrar plantas en un sustrato colocado sobre el techo convencional del edificio.
Existen dos tipos principales de techos verdes:
- Extensivos: Con una profundidad de sustrato de aproximadamente 5 cm, adecuados para plantas pequeñas.
- Intensivos: Con sustratos superiores a 15 cm, capaces de albergar desde plantas pequeñas hasta árboles.
Cuáles son sus beneficios energéticos y sus desafíos
- Reducción del efecto de isla de calor: Los techos verdes disminuyen la temperatura en las ciudades al reducir la absorción de calor.
- Mejor gestión del agua de lluvia: Facilitando la absorción del agua de lluvia, reducen el riesgo de inundaciones y mejoran la calidad del aire al evitar el estancamiento de agua.
- Aumento de la biodiversidad y secuestro de carbono: Los techos verdes fomentan la conservación de la biodiversidad urbana y contribuyen al secuestro de dióxido de carbono gracias a la fotosíntesis.
- Aislamiento térmico: Funcionan como una capa adicional de aislante, reduciendo la necesidad de sistemas de aire acondicionado y mejorando el confort térmico interior.
- Promoción de la evapotranspiración: Este proceso natural de evaporación del agua contribuye a una refrigeración pasiva, sin requerir electricidad.
Los techos verdes pueden reducir significativamente el consumo energético de los edificios. En condiciones climáticas adecuadas, pueden llegar a eliminar la necesidad de sistemas de refrigeración activa, ofreciendo ahorros tanto energéticos como económicos.
Por su mejora visual, los techos verdes son altamente valorados por arquitectos y urbanistas. Pueden convertirse en jardines para el esparcimiento de los ocupantes del edificio y ofrecen vistas mucho más agradables desde alturas elevadas.
A pesar de los numerosos beneficios, la principal barrera para la implementación de techos verdes es su elevado costo inicial. Sin embargo, los ahorros en consumo energético a largo plazo pueden justificar esta inversión. Las políticas públicas que incentiven la adopción de techos verdes podrían ser esenciales para lograr la descarbonización hacia 2050 y mantener el aumento de temperatura global por debajo de 2°C respecto a los niveles preindustriales.
En conclusión, los techos verdes no solo ayudan a contrarrestar los efectos negativos de la urbanización, sino que también añaden valor estético, mejoran la calidad de vida y promueven un entorno más saludable y sostenible. La adopción de esta tecnología es una estrategia esencial en la lucha contra el cambio climático y la mejora de la eficiencia energética en las ciudades modernas.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!