Una patrulla femenina custodia la selva amazónica de Ecuador

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En la selva amazónica ecuatoriana más de 40 mujeres Kichwas de serena, una comunidad ubicada a orillas del río Jatunyacu, en el Alto Río Napo, se organizaron y consolidaron la primera guardia de mujeres contra la minería.

El grupo se llama Yuturi Warmi: mujeres conga-hormigas. Tras organizarse salieron a defender su territorio contra toda forma de intromisión, la contaminación de sus ríos y la destrucción de la selva.

“Nosotras estamos organizándonos en contra del ataque sistemático que estamos viviendo con la minería ilegal, porque todas las formas de minería en la provincia de Napo, dentro de nuestro territorio, son ilegales”, asegura María José Andrade Cerda de 28 años, una de las lideresas más jóvenes de Yuturi Warmi.

María dijo que desde la llegada de las mineras, su región y comunidad han perdido la paz y, por lo tanto, se mantienen en constante vigilancia de que los mineros, los operarios y los agentes de la empresa minera no lleguen y traten de conversar con el presidente, con las familias o con otros dirigentes. En este amplio reportaje de Mongabay Latam, Majo comparte las múltiples afectaciones que las minerías ilegales han causado en la Amazonía del ecuador.

“Más abajo, en el río, también podemos ver cambios de color en el agua. Los niños y todos los que utilizamos el agua y nos bañamos en el río sentimos esa diferencia, no se siente igual”, cuenta Majo.

Comienzo de la guardia en la selva amazónica ecuatoriana

Fue en febrero de 2020 cuando la cuenca de río Jatunyacu fue concesionado a una empresa minera. Sin embargo, la guardia de mujeres contra la minería ya había comenzado a realizar pequeñas actividades desde 2016 con el fin de generar una fuente de ingresos y empoderamiento para las mujeres en la Amazonía.

Las guardias en Ecuador se han visto como una figura de hombres que salen armados, dentro de su lucha también está la lucha contra las ideas machistas que aún prevalecen en los territorios. Cuentan con seis ejes de trabajo. El primero es la guardianía y defensa territorial. Dos, el enfoque de artesanías. Tres, el factor de educación en el ámbito intercultural y bilingüe. Cuatro, que no se pierda la medicina ancestral. Cinco, un turismo de resistencia donde el pueblo decida y construya. Seis, la cultura, la tradición y toda la ancestralidad que tienen como pueblo kichwa.

Asimismo, las guardianas recalcan que su forma de defender el territorio no sólo es de manera física, haciendo recorridos por el territorio y haciendo tácticas de protección, también se organizan de maneras distintas a las que lo hacen los hombres.

“Nosotras no nos quedamos ahí nada más, sino que hacemos también reuniones para compartir tenemos otra visión, porque somos mujeres, porque somos madres e hijas”, narra Majo.

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