El 24 de octubre de cada año se conmemora en todo el mundo el Día Internacional contra el Cambio Climático, una celebración implementada por la ONU para concientizar sobre sus devastadoras consecuencias. ¿Podremos frenarlo?
Después de más de un siglo y medio de industrialización, agricultura a gran escala, mal uso de las energías no renovables y la deforestación, las cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, se han incrementado en niveles nunca antes vistos en tres millones de años. Aunque la mayoría de las personas y entidades hoy en día ya conocen por qué, sus distintas acciones individuales y colectivas generan consecuencias devastadoras al planeta, todavía hay algunos que prefieren decir que “no creen en el cambio climático de origen antropogénico”, como si se tratara de un mito o una leyenda del mundo moderno.
La realidad habla por sí sola, las consecuencias del cambio son claramente perceptibles en todo el mundo, pero ¿podremos en algún momento frenar el acelerado cambio climático que estamos generando, o las medidas que debemos tomar son tan exigentes que estamos condenados al final de la biodiversidad y del planeta Tierra como lo conocemos hasta hoy? Nos encontramos en un momento decisivo para afrontar con éxito el mayor desafío de nuestro tiempo: el cambio climático.
El impacto de la huella
Para comprender mejor la raíz y magnitud del problema, los climatólogos destacan tres hechos: la concentración de GEI en la atmósfera terrestre que está directamente relacionada con la temperatura media mundial de la Tierra; además, esta concentración ha ido aumentando progresivamente desde la Revolución Industrial y con ella la temperatura del planeta; por último, destacan que alrededor de 2/3 de todos los tipos de GEI es el gas de dióxido de carbono (CO2), el que resulta de la quema de combustibles fósiles.
La ONU explica como a medida que la población, las economías y el nivel de vida (con el asociado incremento del consumo) crecen, también lo hace el nivel acumulado de emisiones de GEI, y aquí está la base del problema. La peor parte es que la mayoría de los efectos del cambio climático persistirán durante muchos siglos, incluso si se detienen las emisiones ahora mismo.
Datos que alarman
En 1988, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), fue creado por la Organización Meteorológica Mundial (WMO) y la ONU Medio Ambiente, con el objetivo de proporcionar una fuente objetiva de información científica sobre los cambios en el clima.
Como adelanto del #DíaDeLaONU, mira cómo trabajamos para todos en todas partes:
respondiendo a la #COVID19, #SirviendoParaLaPaz, #ConLosRefugiados,
por el #HambreCero,
la #AcciónClimática ,
la igualdad de género
y mucho más. https://t.co/PMv3bpUW7g #ONU75 pic.twitter.com/aEB3OT4E2I— Naciones Unidas (@ONU_es) October 23, 2020
En 2014 publicaron el Quinto Informe de Evaluación, y esta vez ha dejado con total claridad expuesto el papel de la actividad humana en el cambio climático. Algunas de las conclusiones explican que desde 1880 a 2012 la temperatura media mundial aumentó 0.85 °C, y debido a este calentamiento la pérdida de humedad en ecosistemas, como la selva amazónica o la tundra antártica, pueden estar llegando ahora a umbrales de cambio drásticos.
Al mismo tiempo los océanos se han calentado, el hielo y la nieve han disminuido; por ejemplo, el hielo marino en el Ártico ha disminuido en cada década desde 1979, y desde 1901 a 2010 el nivel medio mundial del mar ascendió 19 cm debido al hielo fundido por el calentamiento. Se estima que el aumento del nivel medio del mar será de entre 24 y 30 cm para el 2065 y hasta de 63 cm para el 2100.
Es necesario realizar más esfuerzos
En 2018 el IPCC publicó un informe especial, y a diferencia de estimaciones anteriores que se enfocaban en determinar el daño provocado si la temperatura media llegara a los 2°C de aumento, este boletín indica que gran parte del impacto del cambio climático ya se produciría con 1,5°C.
Para reducir ese medio grado, se necesita que las emisiones netas mundiales de CO2 de origen antropogénico se reduzcan en un 45% con respecto a los niveles de 2010 para el 2030, y seguir disminuyendo hasta alcanzar “emisiones cero” para 2050. Este nuevo propósito solo se puede lograr con una sociedad unida y equitativa, abocada al compromiso de construir actividades sostenibles con bases en el uso de energías limpias.
Acuerdos alcanzados
En 1992 la Cumbre para la Tierra dio lugar a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), como primer paso para afrontar este gran problema que nos afecta a todos. Actualmente 197 países han ratificado la Convención, cuyo objetivo final es prevenir una interferencia humana “peligrosa” en el sistema climático.
El llamado “Protocolo de Kyoto” de 1997 en el que 83 países firmaron y 46 ratificaron, obliga jurídicamente a los países desarrollados que son “Parte” a cumplir metas de reducción de emisiones de CO2.
Las Partes de la CMNUCC alcanzaron en 2015 un acuerdo histórico, con el objetivo de combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones y las inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. El 22 de abril de 2016, líderes mundiales de 175 países firmaron el Acuerdo de París; ahora ya 195 naciones están comprometidas con la misma causa en común: realizar esfuerzos notables con el objetivo de combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.