El Defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino, analizó ante el intendente de Luján, Leonardo Boto, y Jorge Semino —dueño del parque que alberga a más de 100 animales, entre ellos 74 leones y gran cantidad de tigres— el estado en que se encuentra el lugar y expresó la necesidad de llevar adelante una reconversión urgente de ese parque o pedir su cierre definitivo del zoo de Luján en el caso de que no haya avances.
Así lo determinó luego de una reunión que mantuvo con vecinos y autoridades locales y del zoológico, donde “se comenzó a diagramar un esquema para avanzar hacia la reconversión”, aseguraron desde la Defensoría en un comunicado en el que además detallaron que “puntualmente, se definió elaborar un documento con estándares de cumplimiento y medidas inminentes para comenzar este proceso”.
“Se trata de un plan que encabezará la Defensoría junto a la Secretaría de Medioambiente de la Nación y el Municipio de Luján, mediante el cual se fijarán los puntos para delinear el futuro plan de reconversión. En función de esto, las autoridades del zoológico se comprometieron a hacer una contrapropuesta que será revisada y a la que se le fijarán metas de cumplimiento”, dice el texto sobre la reunión.
Entre las medidas exigidas aparecen la individualización de los animales que actualmente viven en el zoológico, un informe sobre las castraciones llevadas adelante y que no continúe la reproducción de los animales de ese zoo.
“Estamos totalmente en contra de la existencia de los zoológicos y los ámbitos de encierro para animales“, aseguró Lorenzino, y sostuvo que “el diálogo para avanzar en la reconversión se tiene que basar en esta premisa y entender a los animales como personas no humanas sintientes para eliminar todo tipo de sufrimiento”.
La intervención de la Defensoría se da luego de una inspección realizada en el Zoológico de Luján, donde se pudo comprobar la presencia de animales hacinados o con collares de ahorque con cadenas, como en el caso de los leones y los tigres, que además “sufrían estrés por el contacto con la gente, una situación que era promocionada por las autoridades del parque para sumar visitantes”.
Tras la inspección que se realizó los primeros día de agosto de 2019, determinaron que había “irregularidades”. Uno de los abogados, Jerónimo Guerrero Iraola, detalló entonces que “hay una superpoblación de leones y tigres que viven en jaulas muy pequeñas. Están hacinados. ¡Es espeluznante!”.
En ese mismo tono explicó que el equipo de la Defensoría fue a constatar las denuncias por irregularidades “que no son nuevas” ya que se realizan “desde al menos una década; vecinos, asociaciones y proteccionistas de animales acusan que en el zoológico lujanense se dopa a los animales para que los visitantes puedan ingresar, tocarlos y sacarse fotos”.
“Nosotros, como personal de la Defensoría, ya sabíamos que había 74 leones y gran cantidad de tigres en ese zoológico, pero pudimos constatarlo. Vimos que los animales están dispuestos en jaulas muy pequeñas y que llega a haber hasta tres tigres y tres leones en el interior”, aseguró Guerrero Iraola a este medio.
El organismo que conduce Lorenzino había exigido en agosto pasado la inhabilitación tras un reclamo administrativo dirigido a la Dirección de Flora y Fauna del Ministerio de Agroindustria provincial. “Pedimos que quiten al zoológico de Luján del Registro Provincial de Parques Zoológicos por sucesivos incumplimientos a la Ley 12.328”, informaron desde la Defensoría.
En ese contexto, Lorenzino aclaró: “Los animales son seres sintientes y desde ahí estamos en contra de este tipo de lugares y tratos. En este caso había denuncias de asociaciones y vecinos, nosotros nos metimos para ver y constatar lo que sospechábamos: maltrato y condiciones indignas. Pero además, hay incumplimiento con la formalidad de la ley”.
Antes, en noviembre de 2016, la agrupación Derecho Animal inició una petición de firmas en la plataforma Change.org para solicitar “el cierre inmediato” de ese parque ubicado en la provincia de Buenos Aires “debido a las irregularidades cometidas en esa atracción específica, en la que se permite el contacto directo de los seres humanos con animales salvajes como tigres o leones”.
En la descripción que acompaña las imágenes detallan: “Johnny tiene 43 años, llegó de Alemania producto del tráfico de especies cuando era bebé (…) aprender las piruetas y ser payaso de humanos en un circo del horror. Hace ya más de 20 años que está encerrado en el Zoo de Luján”. Respecto al balanceo incesante que realiza el mono, aseveran que “denota un estado de avanzada zoocosis”.
Se denomina zoocosis a una patología (descubierta en 1992 por el zoólogo cofundador de “ZooCheck” Bill Travers) en el comportamiento de los animales de los zoológicos que podría probar que el cautiverio conduce a la neurosis. “El confinamiento extremo lleva a los animales a padecer zoocosis”, definió Travers.