De adentro hacia afuera. Las casas sustentables son tal desde sus inicios; y antes aún: desde su concepción. Y hoy hasta existen garantías de sustentabilidad dadas por el sistema de etiquetado.
“Proponemos edificios eficientes, de bajo consumo y baja contaminación. Esta es la premisa que rige toda la etapa proyectual para tomar las decisiones de diseño, tanto arquitectónicas como de tecnología, a incorporar”, introduce el arquitecto Hernán Coello, titular del estudio de arquitectura HC2P, en referencia a su marca LESS.
Así es: no sólo se trata de recolectar agua de lluvia y plantar árboles. Por lo menos no únicamente. A manera de ejemplo, dice el profesional, tienen en cuenta la posibilidad de orientación que ofrece la grilla urbana de la ciudad en zonificaciones de baja densidad. “De esta manera, es posible lograr representativos ahorros en energía y agua, además de conseguir niveles de confort adecuados, reduciendo la dependencia de sistemas de acondicionamiento térmico poco eficientes”, comenta.
En este sentido, indica Coello, parten del estudio detallando los materiales que componen la envolvente edilicia, la incorporación de sistemas de acondicionamiento térmico alternativos y nuevas tecnologías para el consumo del agua.
Y en este mismo sentido distingue entre materialidad –”apoyado en un sistema constructivo duradero y con buenas prestaciones térmicas, de poco mantenimiento, amigable con el medio ambiente” –; y sustentabilidad, propiamente dicha: “Se toman como punto de partida estrategias pasivas para un diseño que representa un menor consumo energético a la vez que mejora la calidad de vida. Se aplican tecnologías que acompañen este diseño y permitan al usuario un ahorro económico y una mayor conciencia ambiental”.
Los mandamientos de las casas sustentables
Entre los mandamientos de la sustentabilidad, generar la menor cantidad de residuos es otros de los “must”. En esta línea, desde Mazzei Propiedades, donde cuentan con distintos emprendimientos en el Gran Buenos Aires, indican que, a la hora de construir desde cero, proponen un sistema de construcción rápido, limpio, práctico, sustentable y económico, realizado con el sistema Structural Isolated Panels (SIP).
“Son paneles ecoeficientes elaborados con el sistema que permiten reducir un 75% los tiempos de construcción, y disminuye el 50% el gasto de consumo eléctrico, ya que mantiene de 6 a 8° en verano y de 12 a 15° en invierno la temperatura”, subraya Alejandro Mazzei, presidente de la firma.
Asimismo, recomienda aprovechar al máximo los recursos naturales. “Utilizamos ventanas o ventanales de dos hojas con aislación superior a una abertura standard, ya que poseen doble vidrio y son fabricadas en aluminio de primera calidad, y de tipo corrediza y pivotante en sectores como baños y vestidores”.
Según indica, el objetivo de este tipo de materiales es poder mantener la temperatura de los ambientes para optimizar la calefacción artificial de la casa. Lo mismo ocurre con el aprovechamiento de la luz natural, apunta, ya que las ventanas se colocan en lugares donde se dé la mayor cantidad de luz solar durante todo el día, el máximo de tiempo posible, con el objetivo de reducir el consumo eléctrico.
El sistema de etiquetado de las casas sustentables
Existen garantías de sustentabilidad de una vivienda dadas por el sistema de etiquetado. Se trata de un proceso que arranca con un diagnóstico. Desde el punto de vista de la eficiencia energética, consiste en evaluar al inmueble en base a diferentes datos, para clasificar dicha eficiencia según el consumo de energía.
¿Qué es lo que evalúa exactamente el profesional? De acuerdo con el ingeniero Francisco Pedrazzi, integrante del grupo de instituciones por el etiquetado energético de viviendas, hay que destacar, en principio, que el certificador es un profesional competente y habilitado. Pueden ser arquitectos, ingenieros y maestros mayores de obras que hayan realizado los cursos oficiales de certificadores de eficiencia energética de viviendas.
“Se ocupan de visitar la vivienda para la toma de datos como son la ubicación e implantación y tipo de inmueble; la superficie habitable; la cantidad de plantas, alturas y ventilación; el consumo de agua caliente; el tipo de aislación térmica en su envolvente y materiales que lo conforman; las instalaciones de calefacción, refrigeración e iluminación, entre otros aspectos”, enumera.
“En el caso de un proyecto -continúa—, se evalúa la información técnica. Con estos datos, el profesional, mediante un aplicativo de la Secretaría de Energía, determina el Índice de Prestación Energética (IPE) y clasifica el inmueble dentro de una escala que va de la A a la G – siendo A el nivel máximo de eficiencia energética y G, el nivel mínimo”.
La citada Secretaría de Energía es la entidad que expide el certificado. Aún así, cada municipio, mediante ordenanzas o decretos, puede promover los beneficios de la etiqueta y exigirlo al presentar los planos. De hecho, en las provincias en las cuales hay leyes reglamentadas en este sentido, la etiqueta es exigible en las escrituras de compraventa y en los contratos de alquiler.