El Mar del Norte estrenará un proyecto piloto con paneles solares flotantes que se deslizan sobre las olas como una alfombra

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Cara y cruz. Los parques solares flotantes tienen ventajas importantes, como el ahorro de espacio en tierra, lo relativamente sencilla que resulta su instalación o los beneficios que tiene la refrigeración del agua en su rendimiento; pero también obligan a los ingenieros a afrontar retos de calado. Sobre todo cuando se quiere ir más allá de los embalses de aguas tranquilas y llevarlos a alta mar.

¿Cómo preparar los equipos para resistir las duras condiciones del mar, incluidas las olas, las rachas de viento y por supuesto el efecto de la corrosión? ¿Y para mantener los componentes eléctricos secos, limpios y estables? ¿Cómo garantizar el buen estado de la estructura semisumergible y permitir, al mismo tiempo, operaciones seguras con un mantenimiento mínimo?

La firma holandesa-noruega SolarDuck ha desarrollado una tecnología con la que quiere facilitar que la energía solar alcance “una nueva frontera”, alta mar, y llegar incluso hasta los parques eólicos offshore, donde podrían combinarse para buscar sinergias y un uso más eficiente del espacio.

Si los paneles se situasen entre las turbinas, por ejemplo, ambas instalaciones compartirían esfuerzos durante la fase de construcción o a la hora de mantener su equipamiento.

Objetivo: “Una nueva frontera”

Para superar las duras condiciones que se encontrará en alta mar SolarDuck ha desarrollado una plataforma triangular que ya tiene la certificación de Bureau Veritas para su manejo en instalaciones flotantes, lejos de la costa. “Está diseñada para flotar varios metros sobre el agua, siguiendo las olas como una alfombra”, apuntan desde el entorno de la compañía holandesa-noruega.

Ahora la compañía ha logrado un nuevo hito: ha alcanzado un acuerdo con la empresa alemana RWE, una de las grandes del sector energético del país, para, precisamente, impulsar los parques solares flotantes en el mar. Con el objetivo de probar la tecnología de SolarDuck, su socio germano invertirá en un proyecto piloto en un área que supone un auténtico desafío: el Mar del Norte.

“Mostrar nuestra tecnología en las duras condiciones del Mar del Norte nos permitirá implementar la tecnología prácticamente en cualquier parte del mundo”, explica el CEO de la firma, Koen Burgers, quien se marca el objetivo de “llevar la energía solar a su próxima frontera, los océanos”.

El piloto marino impulsado por ambas firmas, bautizado Merganser, alcanzará una capacidad nominal de 0,5 MWp en 2023 y se ubicará frente a la costa de Ostende, en el Mar del Norte belga.

“Para países con velocidades medias del viento más bajas pero alta irradiación solar, esto abre oportunidades atractivas. Con el proyecto piloto estamos ganando experiencia con una tecnología solar flotante en alta mar altamente innovadora. Queremos contribuir a acelerar la transición energética, tener un impacto positivo en la ecología marina y ayudar a integrar los sistemas energéticos”, señala Sven Utermöhlen, directivo de RWE Renewables.

En la instalación tanto RWE como SolarDuck esperan lograr experiencia en “uno de los entornos marinos más desafiantes del mundo” de cara a acelerar la comercialización a partir de 2023.

La alianza no se limitará sin embargo a las demostraciones de Merganser. De hecho, el proyecto piloto quizás no sea siquiera su objetivo más ambicioso. La empresa alemana tiene la vista puesta ya en el parque marino holandés Hollandse Kust West (HKW): aspira al contrato HKW VII, de integración de sistemas, y ha decidido concurrir de la mano de SolarDuck y su tecnología.

El parque Hollandse Kust también se ubicará en las aguas del Mar del Norte y plantea combinar la energía eólica y solar con una demostración de tecnología solar flotante.

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