Data4, operador líder de centros de datos en Europa, impulsa un ambicioso proyecto para transformar el calor residual de sus servidores en un recurso ecológico. En colaboración con la Fundación de la Universidad Paris-Saclay, acaba de poner en marcha un sistema piloto en sus instalaciones de Marcoussis, Francia.
Este proyecto pionero reutiliza el calor generado por los equipos informáticos para cultivar algas unicelulares, que absorben CO₂ con una eficiencia 20 veces superior a la de los árboles. Estas microalgas se integrarán luego en cadenas de producción locales, como las de la industria alimentaria y farmacéutica.
El prototipo ya instalado en el techo de uno de sus centros busca capturar hasta 13 toneladas de dióxido de carbono por instalación al año. Si se implementa en todo el país, podría representar una reducción de 3.900 toneladas anuales de emisiones.
La iniciativa combina tecnología, sostenibilidad y economía circular, y marca un paso clave hacia lo que Data4 denomina “centros de datos biocirculares”, donde los residuos energéticos se transforman en nuevas oportunidades ambientales y económicas.

Tecnología al servicio del clima
Este módulo de cultivo algal no solo ayuda a mitigar emisiones, sino que también plantea un modelo energético más eficiente. Aprovechando los casi 18 teravatios-hora de calor no utilizado actualmente en sus centros, Data4 apunta a convertir esta energía desaprovechada en valor local.
Además, se está desarrollando un segundo proyecto para colocar módulos de algas en las fachadas de los centros de datos. Esta tecnología permitiría capturar hasta 36 kilos de CO₂ diarios y generar 20 kilos de biomasa cada día.
La empresa destaca que estos avances no sustituyen su estrategia ecológica global, sino que la complementan. El uso de materiales de baja emisión, energías renovables y optimización mediante inteligencia artificial ya forman parte de sus estándares operativos.
Con operaciones en Francia, España, Italia, Alemania, Polonia y Grecia, Data4 busca convertir su infraestructura digital en aliada de la transición energética y el desarrollo sostenible. La alianza con instituciones científicas y gobiernos locales demuestra que la innovación ambiental también puede surgir del corazón tecnológico de Europa.

El impacto ambiental de los centros de datos
Los centros de datos son fundamentales para el funcionamiento digital del mundo moderno, pero también generan un alto impacto ambiental. Consumen grandes cantidades de energía para operar servidores y sistemas de refrigeración, lo que contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. En muchos casos, esta energía proviene de fuentes no renovables, lo que agrava su huella de carbono.
Además del consumo energético, estos centros generan calor residual, cuya gestión ineficiente suele implicar un desperdicio de recursos. También requieren materiales contaminantes para su construcción y mantenimiento, como el hormigón tradicional y equipos con ciclos de vida cortos. A esto se suma el uso intensivo de agua para refrigerar los servidores, especialmente en zonas con escasez hídrica.
Para mitigar este daño, muchas empresas están comenzando a adoptar medidas sostenibles. Estas incluyen el uso de energías renovables, como solar o eólica, para abastecer sus instalaciones, la mejora en el diseño térmico para reducir el uso de aire acondicionado, y la reutilización del calor residual en procesos industriales o agrícolas.
También se están promoviendo construcciones con materiales de bajo impacto, sistemas de inteligencia artificial para optimizar el consumo eléctrico y el reciclaje de componentes electrónicos. Así, la transformación hacia centros de datos más sostenibles no solo es posible, sino cada vez más urgente para reducir su efecto sobre el planeta.