El cineasta Michael Moore, supuesto amigo y defensor del senador “ecosocialista” Bernie Sanders o de Alexandria Ocasio-Cortez, la más joven congresista estadounidense, convertida en anatema por la extrema derecha, se ha caído del podio de la izquierda. Ahora lo adoran en Briebart News o el The New York Post, ejemplos de medios reaccionariamente trumpistas.
Ese tránsito lo marca el estreno digital del documental –muchos cuestionan esa clasificación por las falsedades que le atribuyen– titulado Planet of the humans. Moore, el mismo que al recoger el Oscar por Bowling for Columbine criticó al presidente George W. Bush por la invasión de Irak, es el productor ejecutivo de esta película cuyo mensaje ha enervado a los que luchan contra la emergencia del calentamiento global. Y ha deleitado a la industria del petroleo y el fracking.
La dirección y el guion corresponden a Jeff Gibbs, uno de los estrechos colaboradores de Moore. ¿La tesis? Las energías renovables –las del green deal inspirado por Ocasio-Cortez y Sanders, ¡con el apoyo de Moore!– son tan perniciosas o más que las producidas a partir de combustibles fósil. Y, además, detrás de esa bondad verde se esconde una mafia de banqueros, millonarios, multinacionales y activistas corruptos que sólo persiguen su beneficio sin importales el planeta.
¿La solución? El relato sostiene que el problema es la superpoblación y la sobreexplotación de los recursos. Se deduce que su receta es el control de la población, una idea que guarda estrecha relación con los grupos de odio antiinmigración. La mayoría de los que hablan en oposición a las energías limpias son hombres blancos.
“No nos debería sorprender que los favorables al control de la población y la industria del petróleo están del mismo lado”, dice el cineasta Josh Fox en The Nation.
“Es desmoralizador el daño que este filme hace en este momento cuando mucha gente está preparada para un cambio profundo”, recalca la activista y periodista canadiense Naomi Klein.
Y lo que es peor, remarca en un artículo Leah C. Stokes, profesora de la Universidad de California, “no tiene nada que decir sobre las corporaciones del petróleo, que han insistido en la negación del cambio climático y bloqueado el progreso de las políticas climáticas por décadas”.
Una de las quejas principales es que la información está desfasada en un sector que ha evolucionado muy rápido. Muchas de las imágenes tienen más de una década y están obsoletas, sin que en ninguna ocasión se aclare esto. “Nos desanima comunicar que la película está llena de desinformación y en sólo medio día de exhibición decidimos retirarla de nuestro sitio web”, señaló Films for Action en un comunicado.
Luego rectificaron para que se aludiera a la falta de libertad de expresión. “La crítica y el debate son el mejor antídoto a esa desinformación”, aclararon. Moore no muestra arrepentimiento y ensalza esta obra. “Queríamos encender una discusión y es lo que hemos conseguido”, sostiene.