Gracias a los avances hechos en la extracción de energía del viento, los ingenieros españoles han conseguido que en un solo día –el 1 de noviembre- se haya podido extraer de la fuerza del viento el equivalente a 200.000 barriles de petróleo (300.000 MWh). Con la ventaja de que los consumidores han podido utilizar esta energía en forma de electricidad en los enchufes de su casa.
Si hubiese sido en forma de petróleo, los barriles puestos en fila hubieran llegado de Madrid a Ávila. Toda esa energía limpia puesta en el punto de consumo: nuestros hogares y empresas. ¿Dónde se extrajo? En las instalaciones que hay en más de 500 ayuntamientos de 45 provincias españolas donde hay parques eólicos.
¿Un gran logro? Pues hay otro que no lo es menor: toda esa energía llegó a los hogares y empresas españolas sin ningún contratiempo y llegó a cubrir el 52% de toda la demanda de electricidad del país. ¿Somos o no somos buenos en esto? Cuando las cosas se hacen bien hay que decirlo: la ingeniería eólica española es de clase mundial, y la eléctrica también. Es gracias a los increíbles recursos humanos y empresariales que tenemos que esta hazaña ha sido posible. Tiene que ser un símbolo de la capacidad de superación que debe guiar la recuperación del país. Si somos capaces de crear en 20 años unas infraestructuras de aprovechamiento del viento que nos han hecho ahorrar desde 2005 hasta ahora la importación de 350 Millones de barriles de petróleo, que puestos uno encima de otro llegarían hasta la luna, ¿de qué no seremos capaces en los próximos 20 años?
Y la pregunta del millón ¿Cuánto cuesta? Si queremos comparar el coste de la electricidad eólica con la generada con derivados del petróleo, podemos coger los datos de la CNE y de REE para ver como compiten en, por ejemplo, Canarias: la eólica recibe de media 8,5 c€/kWh, incentivos incluidos (datos de CNE hasta agosto), mientras que la generación con derivados del petróleo costaba de media 20,5 c€/kWh. En electricidad es más barata la eólica que los derivados del petróleo, y en energía para transporte también puesto que el coste de recorrer 100 km con un coche eléctrico cuesta 3 euros mientras que con un coche de gasolina cuesta 7,5 €. Lo único que ocurre es que llevamos 100 años apostando casi sólo por el motor de combustión para el transporte y ahora nos va a costar mucho cambiar las infraestructuras para que el vehículo eléctrico sea una alternativa real. Después de más de 5 años de altos precios del petróleo, hay mucho capital invertido en investigar y desarrollar la opción eléctrica para el transporte: todo hace pensar que a partir de 2015 tendremos importantes reducciones en los costes de las baterías, lo cual hará más asequible hacer el cambio al transporte eléctrico. Y allí pueden estar las empresas eólicas españolas: preparadas para suministrar con energía autóctona y no contaminante el futuro del transporte español.