El hormigón ecológico que cambiará la construcción, será un 20% más liviano y 3 veces más resistente

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En medio de la creciente preocupación por el impacto ambiental de la construcción, la demanda busca alternativas cómo el hormigón ecológico, ya que el proceso de producción del hormigón común contribuye en un 8% a las emisiones de dióxido de carbono.

En este sentido, existen empresas que impulsan cambios para enfrentar estas fuentes de contaminación y recurren a diversos ingredientes para mejorar la mezcla y que sea más amigable con el medio ambiente.

Entre ellas se encuentra la firma neerlandesa StoneCycling, que se encarga de crear soluciones sostenibles para la construcción, y desarrolló productos como los WasteBasedBricks, hormigón ecológico con residuos de obra, y CornWall, un material a base de maíz para revestir paredes.

El ladrillo creado a base de bacterias

Sin embargo, su innovación más destacada es BioBasedTiles, la primera baldosa y ladrillo de base biológica que crece con la ayuda de bacterias, creada en colaboración con la startup estadounidense Biomason. Este producto, que utiliza biocemento para minimizar las emisiones de carbono, está inspirado en corales y ecosistemas marinos. Además, se cura en 72 horas a temperatura ambiente y supera las propiedades de las baldosas fabricadas con hormigón convencional una vez secas.

Las compañías están decididas a revolucionar la producción tradicional de cemento, responsable de liberar miles de toneladas de dióxido de carbono durante los últimos 200 años.

El proceso para fabricar las BioBasedTiles combina carbono, calcio y bacterias específicas, utilizando un 15% de biocemento obtenido a partir de este método. Además, se añaden residuos de producción de granito, otorgando a los bloques y baldosas, mayor resistencia.

La fabricación de este tipo de hormigón ecológico se completa con procesos en los que se moldea de forma personalizada y la curación es a temperatura ambiente, eliminando la necesidad de hornos con alta potencia.

Estos productos, ideales para suelos y paredes en interiores y exteriores, se destacan no solo por tener una huella de carbono mínima, sino también por ser un 20% más ligeros y tres veces más resistentes que los bloques tradicionales.

Para acelerar la producción y distribución, Biomason estableció una colaboración con el fabricante danés de hormigón, IBF, creando nuevas instalaciones en Dinamarca con una capacidad de producción de hasta 35.000 metros cuadrados anuales. Ambas empresas anticipan que este material permitirá reducir el 25% de las emisiones globales de carbono de la industria del hormigón para el año 2030.

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