La startup santafesina Bioseek, con sede en Alvear, acaba de cerrar una inversión clave de u$s1.250.000, entregando el 17% de su capital al fondo de venture capital CITES, uno de los más relevantes del país en ciencia aplicada, en una invención que combate las malezas sin utilizar tóxicos.
La empresa, valuada en u$s15 millones, desarrolla soluciones biotecnológicas de última generación para el control selectivo de malezas resistentes, un desafío crítico para la agricultura actual. Su foco está puesto en la sustentabilidad, precisión y escalabilidad global.
La tecnología de Bioseek es modular, biodegradable y basada en silenciamiento génico, lo que permite atacar exclusivamente a las malezas sin dañar los cultivos ni dejar residuos contaminantes en el ambiente.
Desde la compañía tecnológica aseguraron que esta innovación puede ser capaz de reemplazar a los herbicidas tradicionales, lo que podría generar cambios en la forma de controlar la maleza sin perjudicar los cultivos.

Una nueva era para el agro argentino
Lombardía remarca que el desarrollo utiliza ácidos nucleicos peptídicos, más estables que los ARN convencionales, y con costos competitivos. Esta tecnología permite apagar genes específicos de las malezas, sin afectar otras plantas.
De acuerdo con los desarrolladores de esta innovadora metodología, esta forma no se reduce al uso de glifosato que arrasa con malezas y cultivos, sino más bien de una selectividad combinada con sustentabilidad. De esta forma, se terminaría la acumulación de tóxicos tanto en el suelo como en el agua.
Bioseek es una de las seis startups creadas por UOVO, donde científicos argentinos trabajan con plataformas inéditas en el país para acelerar el camino hacia el mercado y proteger la propiedad intelectual desde el inicio.
La reciente inversión se destinará principalmente a investigación y desarrollo, fortalecimiento del equipo técnico y adquisición de equipamiento clave, explicó Santiago Savino, líder científico del proyecto.
Tecnología verde con proyección internacional que combate la maleza
En 2025 se prevén las primeras pruebas a campo. La meta es demostrar que esta alternativa a los agroquímicos es eficaz, segura y escalable, en un mercado que exige cada vez más soluciones sustentables.
Se estima que el segmento de herbicidas ecológicos crecerá a un ritmo del 12% al 15% anual, alcanzando los u$s13.900 millones en 2028, según la consultora Mordor Intelligence.

Glifosato en debate: riesgos y caminos hacia una agricultura más limpia
El glifosato, uno de los herbicidas más usados a nivel mundial, se popularizó desde los años 70 por su eficacia, ya que combate las malezas en cultivos extensivos como soja, trigo y maíz. Su uso se extendió en la agricultura industrial por su bajo costo y efectividad.
Sin embargo, estudios científicos pusieron en duda su seguridad. En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer lo clasificó como “probablemente cancerígeno”, y diversos trabajos señalaron posibles efectos negativos en la salud humana y en los ecosistemas.
También preocupa la aparición de malezas resistentes, que obliga a aumentar las dosis o combinarlas con otros productos químicos, generando mayor impacto ambiental. Se detectó glifosato en napas de agua, alimentos y hasta en organismos vivos.
Como respuesta, surgen alternativas sostenibles como los bioherbicidas naturales, el silenciamiento génico —tecnología en la que avanza la startup argentina Bioseek— y prácticas de agricultura regenerativa. Estas opciones apuntan a reducir la dependencia de químicos, mejorar la salud del suelo y proteger la biodiversidad.