La alerta ambiental de los incendios también han afectado la selva amazónica en el sur de Brasil y Paraguay. Si los vientos del norte persisten, los expertos consideran probable que el humo alcance el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Una densa nube de humo, producto de los devastadores incendios forestales en la Amazonía boliviana, avanza inexorablemente hacia el corazón de Argentina.
Diez provincias del norte y centro del país se encuentran bajo alerta por la presencia de partículas contaminantes en el aire, que podrían afectar seriamente la salud y la vida cotidiana de millones de personas.
El Servicio Meteorológico Nacional advierte que, si los vientos del norte persisten, la nube de ceniza podría incluso alcanzar el Área Metropolitana de Buenos Aires en los próximos días. Misiones, Corrientes, Formosa, Santiago del Estero y Chaco son las provincias más afectadas, mientras que Jujuy, Salta, Catamarca, Santa Fe y Tucumán experimentan un impacto parcial.
Una densa nube de humo, producto de los incendios forestales que azotan a Bolivia, Brasil y Paraguay, se desplaza sobre el territorio argentino impulsada por los vientos del norte.
Esta situación genera una grave crisis ambiental que afecta a millones de personas en nuestro país. La visibilidad se reduce drásticamente, especialmente en las provincias del norte y centro, donde ciudades como Formosa, Corrientes, Tartagal y Posadas ya experimentan dificultades para realizar actividades al aire libre.
La persistencia de las condiciones meteorológicas actuales indica que esta situación podría extenderse por varios días, generando un serio impacto en la salud de la población y en el ambiente.
Los pronósticos resaltan que las condiciones de humo se mantendrán al menos hasta el próximo miércoles 11 de septiembre, ya que el avance de un nuevo frente frío desde el sur generará un rotación del viento que permitirá el ingreso de aire más limpio desde la Patagonia a toda la región.
Alerta ambiental y sanitaria en Bolivia
La crisis ambiental desatada por los incendios forestales en Bolivia ha desencadenado una grave alerta sanitaria. El humo tóxico ha envuelto ciudades enteras, contaminando el aire y poniendo en riesgo la salud de millones de personas. Enfermedades respiratorias, irritación ocular y otras complicaciones médicas se han multiplicado, sobrecargando los sistemas de salud. El gobierno ha declarado estado de emergencia y ha implementado medidas para mitigar los efectos de la contaminación, pero la situación sigue siendo crítica.
Ante la emergencia sanitaria provocada por los incendios forestales, el gobierno boliviano ha desplegado un operativo de respuesta rápida sin precedentes. Equipos médicos se han movilizado a las zonas más afectadas, como Santa Cruz, Beni y Pando, brindando atención a más de 6.162 personas, incluyendo a bomberos y voluntarios.
La ministra de Salud, María Renée Castro, ha destacado la gravedad de la situación, señalando que los niveles de contaminación han alcanzado niveles extremadamente peligrosos en algunas regiones. En respuesta a esta crisis, se han implementado medidas urgentes como el monitoreo constante de la calidad del aire y la recomendación del uso de mascarillas y la restricción de actividades al aire libre, especialmente para grupos vulnerables.
Los incendios forestales se han convertido en una plaga recurrente en Bolivia. En 2019, el país sufrió uno de los peores desastres ecológicos de su historia, con más de cinco millones de hectáreas arrasadas por el fuego. Las prácticas agrícolas insostenibles, como los ‘chaqueos’, son la principal causa de estos incendios que año tras año devastan bosques y amenazan la biodiversidad.
En esta ocasión, ciudades como Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y Cobija se encuentran sumergidas en una densa nube de humo, lo que ha obligado a suspender operaciones aéreas en varios aeropuertos y ha deteriorado significativamente la calidad del aire.
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