Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), Argentina se desplaza unos 2 centímetros por año hacia el noroeste. Se trata de un desplazamiento geológico invisible al ojo humano pero perfectamente medible con tecnología satelital.
Las placas tectónicas y su impacto en el territorio
La razón de este desplazamiento geológico se encuentra bajo nuestros pies. La corteza terrestre está dividida en placas tectónicas, enormes bloques de roca que flotan sobre el manto terrestre y se mueven como balsas sobre un líquido denso.
Argentina forma parte de la Placa Sudamericana, que interactúa con otras placas, como la Placa de Nazca, que se hunde bajo la Sudamericana en un proceso conocido como subducción. Este fenómeno genera:
- Terremotos en regiones como Cuyo y el noroeste argentino.
- Elevación de la cordillera de los Andes.
- Desplazamientos milimétricos, pero constantes.
Consecuencias del movimiento geológico
Aunque este desplazamiento no hará que Argentina termine en Perú en un par de siglos, sí tiene implicaciones concretas.
- Actualización de mapas geográficos: el Sistema de Referencia Geodésico Argentino (POSGAR) debe ser ajustado periódicamente.
- Corrección en la navegación satelital (GPS), ya que los puntos de referencia cambian con los años.
- Mayor comprensión de la actividad sísmica, crucial para la planificación urbana y la ingeniería estructural.
Una tierra en transformación
Este fenómeno nos recuerda que Argentina siempre está en movimiento, geológicamente y en otros aspectos.
Saber que incluso el suelo bajo nuestros pies cambia constantemente nos invita a repensar nuestras raíces, nuestros destinos y nuestra forma de ubicarnos en el mundo.
No es una metáfora ni una exageración poética: Argentina se mueve, y no hablamos de política ni deportes, sino de geología pura.