Durante 13 días, frente a la ciudad más densamente poblada de Sri Lanka, un buque portacontenedores estuvo a fuego vivo.
Lenta e irremediablemente, la embarcación se está hundiendo, llena de combustibles y químicos letales para la vida marina local. Las aguas antes esmeralda del mar se han tornado turbias y negras, provocando un desastre ecológico sin precedentes en las costas del país.
Colombo es la capital económica de Sri Lanka. Frente al mar, la ciudad desarrolla sus actividades cotidianas mientras un buque cientos de toneladas de petróleo se incendia en la costa. Las fuerzas aéreas nacionales han intentado contener las graves consecuencias que el derramamiento podría tener en los mares, sin poder hacer mucho al respecto.
Intentar remolcar el buque de Sri Lanka lejos de las costas de la ciudad ha sido una de las estrategias menos dañinas para la población. Sin embargo, la decisión por parte del presidente Gotabaya Rajapaksa implica un gasto medioambiental que no se había registrado jamás en la historia del país.
La emergencia estalló justo cuando la embarcación entraba al puerto de Colombo. Con ayuda de guardaplayas originarios y la compañía holandesa Smit, los esfuerzos para apagar el fuego se extendieron durante varios días. El mal tiempo y la distancia con la costa dificultaron un resultado favorable, por lo que llevó varios intentos fallidos concretar la operación de rescate. Después de casi dos semanas, el incendio finalmente cedió.
¿Qué representa el buque de Sri Lanka en términos ecológicos?
El accidente del buque de Sri Lanka implica un impacto ecológico catastrófico a largo plazo para la vida marina local. Bajo el nombre de MV X-Press Pearl, su hundimiento resultó en miles de litros de ácido nítrico —y otras sustancias altamente tóxicas— vertidos sin remedio a las aguas. De la misma manera, al menos 28 contenedores de materias primas plásticas cayeron al mar.
Al momento, se estima que los desechos contaminantes ya alcanzaron alrededor de 80 kilómetros de litoral, hacia el oeste de Colombo. Por lamentable que la cifra parezca, lo más seguro es que la contaminación marina a raíz de la crisis se extienda aún más.
Tras una fuga de uno de los contenedores de ácido nítrico, el viento, la negligencia de la tripulación y las condiciones climatológicas adversas provocaron que la emergencia fuera imparable. Las consecuencias no sólo impactarán directamente a la biodiversidad de la zona, sino a los trabajadores de pesca de la región que depende de las especies locales para subsistir.