Cambio climático: nuestros océanos se quedan sin oxígeno

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Nuestros océanos se quedan sin oxígeno. Casi todos los puntos de los océanos tienen abundancia de vida, excepto algunas áreas que los científicos han logrado determinar. En ellas, gracias a la pérdida de oxígeno que experimentan sus aguas, los niveles de vida caen en picado. Y casi ha desaparecido la biota anaerobia.

Aguas muertas

A estas zonas de desolación que presentan los océanos se les denomina ODZ. Y aunque por ahora solo constituyen menos del 1% del volumen de aguas oceánicas, producen óxido nitroso. Este es un gas de efecto invernadero que, además, afecta de forma nefasta a los ecosistemas marinos.

Las grandes regiones deficientes de oxígeno se conforman cuando el zooplancton y el fitoplancton desaparecen. Y sus restos se hunden con todo el oxígeno circundante. Estas son áreas muy específicas sin grandes influencias de las corrientes marinas. Situadas entre los 35 y los 100 metros de profundidad y con régimen de permanencia.

El atlas 3D del MIT

Los científicos del célebre MIT han logrado desarrollar un Atlas 3D. En él se detalla la posición de cada una de las ODZ, sus profundidades, dimensiones, etc. De esta forma, se ha podido comprobar que, las zonas más afectadas son dos áreas específicas que se encuentran en el Pacífico tropical. Justo al lado de Centro y Sud América.

Con el fin de procesar los datos recogidos durante las últimas 4 décadas, los científicos emplearon un novedoso sistema. El mismo coteja y compara las más de 15 mil millones de mediciones. Las mismas fueron tomadas por infinidad de naves de investigación y de robots autónomos desplegados en el Pacífico tropical.

A partir de los mapas obtenidos, los científicos pudieron estimar que la primera zona de las dos ODZ comprende unos 600.000 kilómetros cúbicos. Parte desde la costa de América del Sur y se adentra en el Océano Pacífico. Y la segunda, que es tres veces mayor, se halla frente a la costa de Centroamérica. Nuestros océanos se quedan sin oxígeno.

Gracias a este atlas será posible seguir controlando las zonas. Y agregar datos actualizados que permitan hacer previsiones de cambios de las mismas. A medida que el cambio climático avanza y las aguas continúan calentándose. Ya que los científicos prevén que esta podría ser la tónica del resto de las aguas oceánicas. Perder oxígeno y acabar como áreas inertes.

Nuevas reglas

Antiguamente, se empleaban botellas que se arrojaban a diferentes profundidades. Con ellas se recogían muestras. Pero la contaminación plástica de los océanos influye en los resultados. Por lo que ahora se usan sensores que recogen datos a distintas profundidades y que son mucho más fiables.

Dichos sensores pueden captar una amplia variedad de señales. Como el cambio de la intensidad de la luz o los más mínimos desvíos en las corrientes. Por ello se emplea un tinte fotosensible que sirve como parámetros de medición a los sensores. Ello les permite realizar un registro continuo de la cantidad de oxígeno disuelto en el agua a lo largo de la columna de agua.

El empleo de estos datos no les ha permitido conocer el valor real de las concentraciones de oxígeno en las ODZ. Esto sucede porque la conversión precisa de las señales ha sido increíblemente difícil. En especial cuando se acercaban al área menos oxigenada. Por ello decidieron adoptar un enfoque completamente distinto.

Prefirieron usar mediciones que les dieran la pauta de cuál era el cambio de los valores dentro de la columna de agua en la que se movían los sensores. De esta manera fueron capaces de identificar la ubicación de las aguas anóxicas. Y lo hicieron de forma independiente de lo que indicasen los sensores específicos. Nuestros océanos se quedan sin oxígeno.

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