Alrededor de 690 mil salmones del Atlántico escaparon desde el centro Punta Redonda de la empresa noruega Marine Harvest, ubicado en la isla Huar, justo en frente de Puerto Montt.
Aunque se trata de una de las fugas más grandes de los últimos años, el evento no es excepcional y ha profundizado el debate sobre las posibles consecuencias que pueda generar esta especie exótica introducida en el ecosistema marino del sur de Chile.
La Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente advirtió que la expansión de la producción de salmón a la región chilena de Magallanes, en el extremo austral del país, está generando zonas sin oxígeno donde la flora y fauna marina no puede prosperar.
La organización indicó en un comunicado que la prístina región de Magallanes es particularmente vulnerable a estos impactos, que afectan a especies protegidas como la ballena azul, el cachalote, el pingüino de Magallanes, la foca elefante, la tortuga laúd y el delfín austral.