Científica argentina dice tener la llave para frenar el cambio climático

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La científica argentina Graciela Chichilnisky dice que la llave para resolver el calentamiento global, una de las grandes preocupaciones medioambientales a nivel mundial, es asociarlo a un negocio.

 
“¿Cómo? Intentando darle un uso útil al dióxido de carbono (C02), cuyo exceso en la atmósfera es la principal causa del aumento de temperatura en el clima global”, indica hoy el diario “Clarín” en un extenso artículo.
 
Considerada una de las latinas más influyentes de Estados Unidos, según la revista Hispanic Business, Chichilnisky -hija de un reconocido neurocientífico- desarrolló una tecnología capaz de capturar CO2 en cualquier lugar del mundo a un costo de 15 a 25 dólares por tonelada. Esto, tras años de ensayos en el centro de investigaciones de la Universidad de Stanford.
 
Se trata de plantas que lograrían capturar el CO2 con lo que se podría bajar la concentración de carbono en la atmósfera desde las actuales 400 ppm (partes por millón) a 275 ppm. Es decir, el mismo nivel que había hace 250 años, antes de la revolución industrial.
 
Su proyecto está entre los once finalistas del premio medioambiental del empresario británico Richard Branson que entrega 25 millones de dólares. La firma con la que desarrolló la técnica es Global Thermostat (GT). Uno de sus socios es Edgar Bronfman Jr., una de las mayores fortunas de Estados Unidos.
 
¿Por qué no se desarrolló en todo el mundo? “Lleva tiempo, y empezamos hace sólo cuatro años. Después del experimento en la Universidad de Stanford, estamos comenzando con las plantas comerciales que venderán el CO2. Con más dinero, iríamos más rápido”, explica la científica.
 
Chichilnisky tiene dos antecedentes de prestigio en su carrera, según el periódico, que detalla que se trata de la creadora de los “bonos de carbono”, un sistema que ofrece incentivos económicos para las empresas que reducen las emisiones contaminantes y fue incorporado al mecanismo de “desarrollo limpio” del Protocolo de Kyoto en 1997, el único acuerdo internacional existente para intentar detener el cambio climático.
 
Ademas, en 1977 la científica había creado el concepto de “necesidades básicas” con el que inició la teoría del “desarrollo sustentable”, que equilibra el crecimiento económico con el cuidado del medioambiente.
 
La científica confía en que en menos de 20 años sus plantas estarán funcionando en todo el mundo. Si su sueño se cumpliera, dice, se evitaría el peligroso pronóstico de que las temperaturas subieran dos grados para el año 2050.

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