Corredores verdes: claves para salvar la biodiversidad

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Investigadores del CONICET confirmaron la efectividad de los corredores de bosque nativo como herramienta clave para preservar la biodiversidad en paisajes productivos. El estudio, realizado en Misiones y publicado en Forest Ecology and Management, se centró en cómo estos corredores influyen en la presencia de anfibios, aves y mamíferos en áreas dominadas por plantaciones de pino y eucalipto.

La investigación fue impulsada por el Observatorio de Biodiversidad del Bosque Atlántico (OBBA), con participación del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET-UNaM), y representa una valiosa guía para las decisiones tanto ambientales como empresariales.

Estos corredores —áreas lineales de vegetación que conectan fragmentos de bosque— cumplen una doble función: son hábitats y vías de movimiento para múltiples especies. Por ley, las empresas forestales deben preservar los corredores, aunque, hasta el momento, no analizaron a fondo su verdadero impacto ecológico.

“Este estudio surgió a partir de una colaboración con una empresa del sector”, explicó Elena Gangenova, investigadora del CONICET y autora principal. “Nos sorprendió descubrir cuán efectivos son estos corredores para sostener la biodiversidad en un paisaje altamente modificado”.

Corredores verdes en Misiones para salvar la biodiversidad. Foto: CONICET.
Corredores verdes en Misiones para salvar la biodiversidad. Foto: CONICET.

Cámaras trampa y grabadores para salvar la biodiversidad

Entre 2021 y 2022, el equipo realizó un exhaustivo trabajo de campo con más de 200 dispositivos ocultos entre plantaciones y bosques nativos. Gracias a esta tecnología, pudieron detectar la presencia de especies y comparar distintos tipos de ambientes: bosques continuos, corredores y zonas plantadas.

Los resultados fueron contundentes: los corredores de bosque nativo mostraron una composición de fauna mucho más parecida a los bosques continuos que a las plantaciones. En todos los grupos analizados, la similitud osciló entre un 68% y un 83%, evidenciando su valor ecológico.

El ancho promedio de estos corredores —unos 226 metros— también habría contribuido a su efectividad, al ofrecer tanto zonas interiores como de borde, dos microhábitats importantes para la fauna.

Algunas especies sensibles, especialmente aves y mamíferos dependientes del bosque nativo, utilizan estas franjas como refugios y rutas de conexión entre áreas protegidas públicas y privadas.

Un puente entre producción y conservación

Para Diego Varela, coautor del estudio y coordinador del OBBA, los próximos pasos incluyen evaluar cómo influye el ancho de los corredores y el rol de las reservas privadas en la persistencia de especies amenazadas.

“El sector forestal tiene una gran oportunidad para mejorar la sustentabilidad de sus prácticas”, apuntó Gustavo Zurita, también investigador del CONICET. “Los mercados internacionales valoran cada vez más la producción ambientalmente responsable, y estos datos pueden marcar la diferencia”.

Aunque Misiones posee una de las redes de áreas protegidas más importantes del país, salvar la biodiversidad depende cada vez más del manejo sustentable de las áreas productivas. Este trabajo demuestra que conservar y restaurar corredores de bosque nativo es fundamental para alcanzar ese equilibrio.

Corredores verdes en Misiones. Foto: CONICET.
Corredores verdes en Misiones. Foto: CONICET.

Ingeniosa solución: puentes colgantes en la Amazonía para proteger a los primates

En lo profundo de la Amazonia, un innovador proyecto de conservación logró reducir la mortalidad de especies de primates amenazadas. La iniciativa, liderada por la investigadora Fernanda Abra, consiste en la instalación de puentes colgantes entre las copas de los árboles, permitiendo a los monos cruzar las carreteras de forma segura y sin poner en riesgo sus vidas. Gracias a esta estrategia, especies vulnerables como el tití de Groves, el mono araña de Guayana y el mono aullador de manos rojas pudieron desplazarse sin peligro por su hábitat fragmentado.

Hasta el momento, el proyecto Reconecta instaló 30 de estas estructuras en el estado brasileño de Amazonas. Estos puentes fueron diseñados con el apoyo de la comunidad indígena Waimiri-Atroari, quienes aportaron su conocimiento sobre los hábitos y desplazamientos de la fauna local. Además, cada puente cuenta con cámaras trampa que permiten monitorear el uso por parte de los animales y recopilar información clave para la planificación de futuras intervenciones.

El avance de la infraestructura vial en la Amazonia generó un grave problema para la fauna local. La fragmentación del bosque obliga a los animales a cruzar las carreteras, exponiéndose a atropellos y reduciendo sus posibilidades de encontrar alimento y pareja para reproducirse. Es el caso del tití de Groves, una de las especies de primates más amenazadas del mundo, cuya situación inspiró a Fernanda Abra a desarrollar esta solución innovadora.

Fuente: Conicet.

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