Recientemente, un equipo de investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN-CONICET), Fundación Azara y la Universidad Nacional del Sur (UNS) logró un gran descubrimiento: identificó una nueva especie de cauquén que perteneció a la Era del Hielo.
Se trata del Chloephaga dabbenei, bautizado de esa manera en homenaje a Roberto Dabbene, padre de los estudios de aves en el país. Esta nueva especie, perteneciente al grupo de las avutardas patagónicas o cauquenes, se alimentaba mayormente de pastos y granos y el hombre solía cazarla. Esto, junto a la modificación del ambiente, llevó a muchas de ellas al borde de la extinción.
La investigación
Al respecto, Federico Agnolín, paleontólogo e investigador del MACN-CONICET, destacó la importancia de este trabajo al explicar que los huesos de aves son muy difíciles de encontrar debido a su fragilidad y tamaño, lo que dificulta su fosilización. “En general, se encuentran huesos sueltos e incompletos y, por lo tanto, no sabemos casi nada sobre la historia pasada de las aves vivientes”, contó en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
En ese sentido, el hallazgo, publicado en la revista internacional Comptes Rendus Palevo, resulta de gran relevancia, ya que lograron identificar varios huesos completos y bien preservados que podrían ayudar a conocer más sobre la evolución del grupo. “Los fósiles habían sido encontrados hace más de dos décadas durante estudios en detalle llevados adelante por geólogos y paleontólogos en Bahía Blanca. Sin embargo, nunca fueron estudiados hasta que llegaron a nuestras manos hace, aproximadamente, un año”, precisó Agnolín.
Los rastros de un linaje
La nueva especie forma parte del linaje de los cauquenes y era mucho más grande que los actuales, ya que los investigadores calculan que podía llegar a pesar hasta cinco kilos. Actualmente, existen unas cuatro especies de este linaje distribuidas mayormente en la Patagonia. Durante el invierno, pueden llegar a migrar al sur de la provincia de Buenos Aires.
“Los cauquenes o avutardas vivientes son de aspecto semejante al de un ganso y pensamos que el Chloephaga dabbenei habría sido parecido. Obviamente, desconocemos los detalles de la disposición de las plumas o los colores, puesto que estos no se fosilizan, pero las marcas musculares son profundas. Eso nos indica una musculatura más fuerte y un tamaño y robustez mayores a los vivientes”, precisó Gerardo Alvarez Herrera, integrante del equipo de investigación del MACN-CONICET.
Además, según explicó, el hueso tarsometatarso, que forma la mayor parte de la pata, presenta una serie de rasgos que “hacen pensar que era una especie más caminadora y posiblemente también menos acuática”, que las actuales. “En este caso, se trata de la primera especie extinta conocida para el linaje”, resaltó.
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