La Agencia Espacial Europea (ESA) fijó el 12 de noviembre como fecha para el primer aterrizaje de la historia en un cometa, que efectuará su sonda Rosetta, según informó la ESA en un comunicado que publica EFE.
De confirmarse la primera opción de aterrizaje, en el llamado “punto J”, a las 8.35 GMT del 12 de noviembre el módulo Philae se separará de la Rosetta, situada en ese momento a 22,5 kilómetros del centro del cometa Churyumov-Gerasimenko, en el que se espera que aterrice como mucho siete horas más tarde.
La confirmación de la llegada del módulo en las estaciones terrestres llegará hacia las 16.00 GMT, teniendo en cuenta que cuando la Rosetta emite una señal, pasan 28 minutos y 20 segundos hasta que llega a la Tierra.
En caso de que se recurriera a una solución alternativa, el conocido como “punto C”, la separación del Philae se produciría a las 13.04 GMT a una altitud de 12,5 kilómetros del cometa y el aterrizaje en el Churyumov-Gerasimenko tendría lugar cuatro horas después, de forma que la señal en la Tierra llegaría a las 17.30 GMT.
La ESA confirmará definitivamente el 14 de octubre próximo por cuál de esas dos opciones se decanta, después de una serie de evaluaciones sobre la base de las imágenes de alta resolución de los dos emplazamientos de aterrizaje posibles.
Una vez que se haya separado de la Rosetta, el módulo dispondrá de una autonomía energética de dos días y medio con su pila de combustible y, cuando ésta se agote, se alimentará de sus paneles solares. Gracias a sus once instrumentos científicos, el módulo estudiará el cometa y su entorno mientras cubre su órbita elíptica en torno al Júpiter, que tarda en recorrer 6,5 años.
La Rosetta, por su parte, realizará una observación a distancia del cometa con una serie de sobrevuelos en las proximidades de su núcleo. La sonda lleva diez años viajando por el espacio y ha recorrido casi 6.400 millones de kilómetros en su misión para tratar de obtener respuestas sobre el origen del Sistema Solar.
Los investigadores han centrado su atención en los cometas, a los que consideran “cápsulas del tiempo” porque se formaron en el origen del Sistema Solar hace unos 4.500 millones de años, aunque desde entonces se han alejado de la estrella.