El viernes 26 de agosto de 2005, el huracán Katrina ingresaba en el Golfo de México, luego de golpear durante horas la costa sureste del estado de Florida, provocando la muerte de cuatro personas y dejando sin electricidad a 2 millones de usuarios.
Sin embargo, lo peor estaba por venir. Con vientos de más de 200 kilómetros por hora, el huracán inundó el 80 por ciento de Nueva Orleáns , generando la mayor catástrofe natural de EE.UU., con 1800 muertos.
Además de las casas y barrios, destruyó los diques del lago Pontchartrain y del Delta del Mississipi, por lo que miles de personas debieron ser evacuados y refugiados, 182.000 edificios quedaron destruidos.
Pero los daños fueron mucho más que las siderales pérdidas económicas (75.000.000.000 dólares). El huracán entró para siempre en la historia de Estados Unidos.