La experta de la Comisión Europea Marta Iglesias presentó una de las iniciativas que financian, denominada BLUEMED, y detalló que recientemente han abierto un centro en cada uno de los países mediterráneos para unir a los científicos con otros socios y han lanzado un proyecto piloto para limpiar el mar de plásticos.
“El Mediterráneo es uno de los mares más afectados por la contaminación de plásticos, incluso de los más pequeños, lo que impacta en la alimentación, el transporte o la pesca”, afirmó.
La iniciativa está dirigida a crear nuevos empleos con investigación en áreas de interés como los ecosistemas, el cambio climático, las biotecnologías, la acuicultura, el turismo, las energías renovables o el patrimonio cultural.
“La basura marina y la economía circular también son aspectos importantes”, apuntó la experta de la Unión para el Mediterráneo Alessandra Sensi, que mencionó algunos proyectos promovidos por BLUEMED, como plantas de desalinización y limpieza de plásticos.
Laura Fontán, del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC), instó a reforzar la vigilancia de los barcos que operan en ese mar, incluidos los de pesca artesanal, para reducir la presión que sufre el Mediterráneo.
Expuso un estudio que muestra que el mar Adriático, el sur de Italia y la costa mediterránea española son las áreas con más presión pesquera, mientras que el transporte es más intenso en las rutas que unen Gibraltar e Italia, Grecia y Turquía, e Italia con Grecia y Egipto.
Cientos de científicos participan esta semana en un foro organizado en la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con el objetivo de compartir consejos para salvar el Mediterráneo y el mar Negro, los dos lugares del mundo con mayor sobreexplotación pesquera.