En una playa de Venezuela, una fundación y el gobierno trabajan juntos para mantener granjas de corales en el fondo del mar, con el objetivo de salvar los arrecifes ante el cambio climático.
En el Parque Nacional San Esteban, ubicado en la isla Santo Domingo del estado Carabobo, se cultivan al menos seis especies de corales pétreos en estructuras submarinas. Este proyecto busca mitigar los efectos del calentamiento global en los arrecifes de coral.
Jesús Alvarado, director de la Fundación Pilares Marinos, explica: “Los corales se están blanqueando debido a enfermedades propias del ecosistema por acidificación, cuando el mar absorbe dióxido de carbono, y por el calentamiento. Los que están de 1 a 3 metros de profundidad son los que están viviendo el cambio”.
La Fundación Pilares Marinos, que se encarga del rescate y mantenimiento de los corales autóctonos, cuenta con el apoyo del Ministerio de Ecosocialismo para desarrollar las granjas de corales, un proyecto que comenzó hace dos años.
Cultivo de corales para salvar los arrecifes
Pequeños pedazos de corales se colocan en estructuras con forma de árbol en áreas de 300 metros cuadrados en el fondo del mar. Una vez que los corales crecen hasta unos 40 centímetros, se replantan en arrecifes para ayudar a su rehabilitación, según la fundación y el Ministerio de Ecosocialismo.
Hasta 2024, se han sembrado 2.500 fragmentos de corales de la clase Porites, una de las más comunes en océanos y mares tropicales, según datos de la fundación.
Yanet Villasana, científica de la fundación, destaca la importancia de estos esfuerzos: “Los corales, a pesar de que solo abarcan un 0,1% de la superficie oceánica, abastecen el 10% de la dieta de los seres humanos. Es fundamental contribuir a preservar ese 25% de la biodiversidad que habita en los corales“.
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