La imagen de portada nos muestra a un pingüino Adelia momificado, uno que habitó la tierra hace mucho tiempo. Este y otros tanto recientemente encontrados nos muestran los estragos que está sufriendo el planeta. El deshielo de la Antártida en toda su crudeza.
El hallazgo forma parte de un estudio publicado en la revista Geology donde se detalla el sorprendente descubrimiento de estos pingüinos antiguos conservados en condiciones extraordinarias gracias al clima de la región.
Entre los restos había un exceso de huesos de polluelos de pingüino esparcidos entre las manchas de guano dejadas por los excrementos de los pingüinos en algún momento de la historia del Cabo Irizar. Cuenta el autor principal del estudio, Steven Emslie, que él y su equipo incluso se encontraron con algunos cadáveres completos de pollitos aún con las plumas cayendo y otros con momias completas.
Perplejos por las inconsistencias de sus hallazgos con el registro de Cape -no hay registros de una colonia de pingüinos existente en Cabo Irizar desde que los primeros exploradores llegaron al Mar de Ross en 1901-1903-, recolectaron muestras para la datación por radiocarbono para tratar de dar sentido a lo que estaban viendo.
El análisis reveló que, efectivamente, el cabo Irizar había acogido la cría de pingüinos en al menos tres ocasiones, y la última terminó hace unos 800 años. Por tanto, es posible que esta ocupación llegara a su fin como resultado del aumento de las nevadas, ya que en esta época estaba comenzando la Pequeña Edad de Hielo.
Cuentan los investigadores que los restos “frescos” encontrados probablemente estaban enterrados en la nieve cuando murieron y se conservaron intactos hasta que el deshielo reciente los reveló en la superficie. Un problema que no es nuevo, ya que el deshielo se está observando en toda la región a medida que el calentamiento global ha elevado la temperatura anual del Mar de Ross desde la década de 1980.
Según Emslie: En general, nuestro muestreo recuperó una mezcla de restos de pingüinos viejos y lo que parecían recientes, lo que implica múltiples períodos de ocupación y abandono de este cabo durante miles de años. En todos los años que he estado haciendo esta investigación en la Antártida, nunca había visto un sitio como este.
Para el equipo, el deshielo reciente “revela restos preservados durante mucho tiempo que estaban congelados y enterrados, y es la mejor explicación para el revoltijo de restos de pingüinos de diferentes edades que encontramos allí”, zanjan.