A casi ocho años del fallo de la Corte Suprema que ordenó el saneamiento del Riachuelo, el Gobierno nacional comenzó una de las obras centrales para descontaminar la cuenca: la red para evitar que tanto desechos cloacales como otros contaminantes terminen en el río.
Lo que se inició fue la construcción de los túneles secundarios de esa red mediante un sistema llamado pipe-jacking, que minimiza la necesidad de romper las calles y veredas.
A grandes rasgos, el plan tiene tres partes. Por un lado, se construirá un colector en la margen izquierda del Riachuelo, del lado de la Ciudad, que tendrá 11 kilómetros de largo. Este megacaño captará los efluentes cloacales y los vuelcos ilegales que hoy van a parar a la red pluvial y luego al Riachuelo, desde ambas márgenes del río.
El colector, que se construirá con una tuneladora, desembocará en Dock Sud, donde se montará una planta de tratamiento de los efluentes. Desde allí, una segunda tuneladora construirá un canal emisario, por debajo del lecho del Río de la Plata, para terminar volcando los desechos ya procesados en el agua.
En total, se beneficiaría a 1,5 millón de personas, del sur de la Ciudad y de 14 distritos del Conurbano. Pero además esta obra aliviaría la planta de tratamiento que ya funciona en Berazategui, lo que a su vez permitirá expandir las cloacas para los habitantes del sur del GBA.