Según un equipo de científicos norteamericanos, la contaminación del aire sería la responsable de un mal sueño. Una mayor exposición al dióxido de nitrógeno y a pequeñas partículas PM 2,5 estarían afectando la nariz, las fosas nasales y la garganta, lo que genera trastornos en el sueño y problemas respiratorios.
El estudio, presentado en la conferencia internacional de la Sociedad Torácica Americana, se basó en datos de contaminación atmosférica recogidos durante un período de cinco años en seis ciudades de Estados Unidos.
También se incluyó el análisis de la calidad del aire en zonas muy cercanas a los hogares de los 1.863 participantes; de esta manera los investigadores pudieron estimar los niveles de dióxido de nitrógeno y PM 2,5 que había en el interior de las casas.
Adicionalmente, los participantes tuvieron, durante una semana consecutiva, un aparato en sus muñecas que mide el tiempo en que permanecen despiertos y dormidos. El equipo tomó a todos los participantes y los dividió en cuatro grupos basados en su exposición a la contaminación del aire.
Después de tener en cuenta una serie de factores, como la edad, el tabaquismo, la masa corporal, la raza y condiciones como la apnea obstructiva del sueño, el equipo encontró que aquellos que estuvieron expuestos a los niveles más altos de contaminación del aire durante cinco años tenían más probabilidades de estar en el grupo que peor dormía.
En otras palabras: los altos niveles de dióxido de nitrógeno aumentaron las probabilidades de tener una eficiencia de sueño baja en casi 60%, mientras que los altos niveles de PM2.5 aumentaron las probabilidades en casi 50%. Los mayores niveles de contaminación también se vincularon a mayores períodos de tiempo despierto después de irse a la cama.