Las soluciones innovadoras y la financiación de emergencia son fundamentales para ayudar a los más de 30 millones de personas del sur de África afectadas por la sequía que ahora enfrentan graves inseguridad alimentaria y desafíos humanitarios, advierten agencias de la ONU y gobiernos.
El patrón climático de El Niño, que comenzó a nivel mundial en julio de 2023, ha provocado un grave déficit de precipitaciones en toda la región, con temperaturas cinco grados por encima del promedio.
Febrero fue el más seco en 100 años, con apenas una quinta parte de las precipitaciones habituales para ese mes, en una región donde el 70 por ciento de la gente depende de la agricultura de secano para sobrevivir, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Ahora, la ventana de oportunidad para evitar una crisis humanitaria a gran escala se está cerrando rápidamente, advirtieron las agencias de la ONU en una reunión informativa en Pretoria, Sudáfrica, la semana pasada (5 de junio), ante la inminente pérdida generalizada de cosechas.
Las comunidades afectadas dicen que es la peor sequía que jamás hayan experimentado.
Wikala Kaideni, un pequeño agricultor de la aldea de Lekerenji en el distrito de Chikwawa en el sur de Malawi, dijo alportal SciDev.Net que él y su familia se enfrentaban a la hambruna después de que toda su cosecha se marchitara.
“Durante una temporada normal, cosechamos al menos 30 sacos de maíz, pero esta temporada la sequía arrasó el maíz en la etapa de floración”, dijo Kaideni, de pie con su esposa y su bebé de siete meses.
“El maíz se secó y no cosechamos nada”.
Malawi, Zambia y Zimbabwe han declarado desastres nacionales después de que las malas cosechas provocaran una inseguridad alimentaria generalizada y el desplazamiento de personas.
En Malawi, uno de los países más afectados, el gobierno y los socios de la ONU dicen que se necesitan estrategias innovadoras para aumentar la producción de alimentos y desarrollar la resiliencia.
Riego crítico
El PMA dice que ampliar el riego en toda la región es fundamental, pero la falta de financiación ha obstaculizado estos esfuerzos.
Moses Chimphepo, director de preparación y respuesta del departamento de asuntos de gestión de desastres de Malawi, dice que la agricultura de riego es una solución que el país está explorando.
“También somos conscientes del hecho de que mucha gente no tiene alimentos y por eso tenemos otro componente de asistencia humanitaria”, dijo Chimphepo.
“Estamos analizando dos aspectos: proporcionar algo de comida a algunas familias o proporcionar algunas transferencias de efectivo”.
El impacto de El Niño está exacerbando los efectos devastadores de la crisis climática en Malawi y agravando los impactos de las tormentas tropicales y ciclones en 2022 y 2023, según el PMA.
Rebecca Adda-Dontoh, coordinadora residente de la ONU para Malawi, dijo que las comunidades del país habían participado en actividades de gestión de cuencas, incluida la construcción de presas, cuencas de cejas, trincheras y caminos de acceso comunitario, así como la regeneración de árboles.
Dijo que la ONU estaba comprometida a apoyar a Malawi y otros países afectados por las consecuencias de El Niño, para desarrollar resiliencia ante futuras crisis.
Soluciones a largo plazo
“A largo plazo, estamos estudiando la posibilidad de volver a cultivar árboles y posicionar a las comunidades para acceder a créditos de carbono, abordando los impactos del cambio climático”, dijo Adda-Dontoh.
“Este enfoque ayudará a las comunidades a adaptarse al cambio climático y reducir su vulnerabilidad a futuros desastres”.
Reena Ghelani, subsecretaria general de la ONU y coordinadora de crisis climática para la Respuesta a El Niño, dijo durante una visita a familias afectadas en Malawi el mes pasado que se necesitaba acción inmediata.
“Estamos viendo una sequía horrenda, pero también estamos viendo oportunidades para la innovación”, dijo.
“Debemos actuar ahora para abordar la escalada del desastre”.
Destacó la importancia de apoyar a los pequeños agricultores, en particular a las mujeres, que son fundamentales para la producción de alimentos.
“Debemos empoderarlos con prácticas agrícolas resilientes al clima y acceso a los mercados”, añadió.
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